La ONU se creó poco después de la Segunda Guerra Mundial para proteger los derechos y la libertad de todas las personas del mundo. Con ella, su declaración de intenciones: la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), que fue firmada en la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948. Se trata del documento más traducido del mundo, a más de 500 lenguas, y que tiene la vocación de ser un ‘estándar común de objetivos para todas las personas y naciones’. Han pasado casi 75 años (se cumplirán en 2023), y por eso el tema de este año es, precisamente el aniversario y la historia de la Declaración. A partir de esta efeméride del 10 de diciembre de 2022 dará comienzo una campaña de celebración, visibilización y promoción de su legado, relevancia y activismo: #DUDH75. Es un día, también, para celebrar los logros obtenidos hasta la fecha y recordar a quienes han luchado y luchan cada día por ellos, así como por el futuro y el trabajo que aún está por hacer.
Entre estos derechos básicos e inalienables se cuentan el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Pero también otros como el derecho a una personalidad jurídica, a una nacionalidad, y a la libertad de opinión y de expresión.
Y aunque se ha avanzado mucho en estos años, día a día se producen en el mundo decenas de violaciones de estos derechos, algunas a pequeña escala, y otras a nivel estatal. No hay más que repasar las noticias para encontrar en ellas temas de gran actualidad y que nos tocan bastante de cerca, como la invasión de Ucrania por parte de Rusia, o la gestión del Mundial de Qatar, que caen claramente fuera de estos parámetros, y así lo denuncia la Comisión de Naciones Unidas: situaciones laborales cercanas a la esclavitud, discriminación de las mujeres, ataques injustificados contra civiles, etc.
La pena de muerte, la persecución de los homosexuales, la ablación, la trata de blancas y muchos otros son problemas del mundo, a veces respaldados por gobiernos legítimos, que todavía necesitan vigilancia y remedio por parte de la comunidad internacional.
En España no estamos libres de ello. Según el informe de 2022 de la organización independiente Human Rights Watch, el tratamiento a los migrantes, la violencia de género o la cantidad de personas en situación de extrema pobreza (más de 4 millones, según este informe) y por tanto privados del derecho al alimento, a una vivienda digna o a educación básica, son situaciones que también atentan contra estos derechos básicos y que requieren atención en nuestro país .
Todavía se producen en el mundo muchos de estos ataques flagrantes a los derechos humanos y resulta necesario educar y sensibilizar a todas las generaciones en el respeto y la igualdad de los seres humanos. Y, sobre todo, presionar a los líderes mundiales para que pongan remedio desde el corazón y la legislación. Porque un enfoque social y económico basado en los derechos humanos es fundamental para reducir las desigualdades tanto entre personas como entre países, y tal vez la única manera de avanzar en el camino de la Agenda 2030.
#DUDH75