Heroínas sin nombre que llevan vida en sus cabezas

marzo 07, 2025

Heroínas sin nombre que llevan vida en sus cabezas

Cada mañana, cuando el sol apenas asoma en el horizonte, miles de mujeres en África emprenden un viaje silencioso. Sus nombres solo son recordados por quienes conocen las rutas agrietadas que recorren. Día tras día caminan durante horas, recorriendo kilómetros bajo un sol abrasador con un solo propósito: conseguir agua para los que más quieren.

Son madres, hermanas, hijas. Se llaman Ashanti, Amondi, Hubo… pero sus nombres no aparecen en ningún lugar, quizás pocas veces lo hayan visto escrito. No ocupan portadas ni titulares. Y, sin embargo, su esfuerzo sostiene la vida de comunidades enteras. Son heroínas silenciosas que llevan vida a sus hogares.

El agua que llevan en sus bidones no es sólo un recurso. Es la diferencia entre la vida y la enfermedad. Entre el hambre y la posibilidad de cultivar. Entre el tiempo perdido y un futuro con oportunidades.

Ashanti, en Ghana, recorre cinco kilómetros de ida y otros cinco de vuelta cada día. Sus pies conocen cada piedra del camino, pero su mayor deseo es que su hija no tenga que repetir ese recorrido cuando crezca.

Amondi, en Kenia, ha cambiado su historia. Este año empezó a ir a la escuela porque, por primera vez, su comunidad tiene un pozo. Ahora sueña con ser enfermera y con ayudar a las mujeres que, como su madre, han vivido toda su vida cargando litros de agua sobre sus cabezas.

Hubo, en Uganda, no sólo escapó de un matrimonio forzado cuando tenía nueve años, sino que hoy acoge a otras niñas en su misma situación. Su hogar es refugio, su voz es esperanza. Pero lo primero que necesita cualquier niña para escapar de un destino impuesto es agua limpia y segura.

Mujeres que levantan la voz

La lucha de estas mujeres no siempre se mide en discursos ni en protestas. Pero hay otras que sí han conseguido alzar la voz por todas ellas.

Alaa Salah (Sudán), vestida de blanco en las calles de Sudán, se hizo viral mientras lideraba las protestas en 2019 contra el régimen de Omar al-Bashir y se convirtió en símbolo de resistencia.

Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria) ha hecho que millones de personas en el mundo pronuncien la frase: Todos deberíamos ser feministas.

Vanessa Nakate(Uganda) lucha contra el cambio climático porque sabe que el agua es el primer recurso que desaparece con la crisis ambiental. Ha fundado el Rise Up Movement para visibilizar la crisis ambiental en el continente. 

Lupita Nyong’o (Kenia): ¿Puede una actriz de Hollywood ser un símbolo de la libertad y la diversidad? Puede y, sin duda, la posición pública de esta ganadora de un Oscar amplifica su lucha por la representación de los africanos en el cine y la moda. Ha escrito el libro infantil Sulwe, que promueve la autoestima en niñas de piel oscura.

Bogolo Kenewendo (Botsuana): Con solo 30 años de edad fue la ministra más joven en la historia de Botsuana. Es economista y experta en comercio, actualmente trabaja en el desarrollo económico sostenible de África y es una de las jóvenes líderes del Foro Económico Mundial.

Miriam Makeba (Sudáfrica): A muchos nos sonará la canción Pata Pata de esta cantante conocida como Mamá África, pero puede que no sepamos que ella también fue, ya en los años 60, una reconocida activista contra el apartheid. 

Graça Machel (Mozambique): Es la única mujer que ha sido primera dama de dos países (Mozambique y Sudáfrica, como esposa de Nelson Mandela). Fallecida en 1999, trabajó durante toda su vida en la defensa de los derechos de los niños y la educación en África.

Nawal El Saadawi (Egipto): Recientemente fallecida, la egipcia fue escritora, médica y considerada una de las feministas más importantes de su generación. Denunció la mutilación genital fementina ya en 1972, y luchó contra la opresión de las mujeres en el mundo árabe. 

Las mujeres que llevan agua y las que llevan mensajes son todas heroínas silenciosas con una misma misión: cambiar el futuro.

Desde AUARA, trabajamos para cambiar ese futuro. Cada pozo que construimos, cada tanque de recogida de agua que instalamos, cada huerto que plantamos, reduce el tiempo que una mujer pasa caminando en busca de agua y se lo devuelve para que estudie, trabaje, tenga oportunidades, y pueda creer en un futuro que antes no existía.

Cuando bebes agua AUARA, no solo sacias tu sed. Estás sumando kilómetros que ellas ya no tendrán que recorrer. Estás transformando caminos de polvo en oportunidades, en salud y alimentos. Estás ayudando a que cada una de estas mujeres pueda cambiar su historia.

Porque cada gota cuenta. 

#BetheChange.