En tu teléfono móvil hay 12.058 litros de agua y en tu ordenador más de ¡¡37.800!!, para una hamburguesa de 150 gramos se necesitan ¡¡2.400 litros!! Y para vestirnos se necesita también ¡mucha agua!
A veces no somos del todo conscientes de lo que implican nuestros actos, o no nos lo habíamos planteado, pero nuestra huella hídrica es enorme.
¿Sabías que para producir una camiseta de algodón se utilizan tantos litros de agua (2.700) como los que una persona podría beber en 900 días?
Un traje de caballero necesita 5.550 litros, unos zapatos alrededor de 5.000, un pantalón vaquero entre 5.000 y 10.000 (sí, el ‘lavado a la piedra’ es verdaderamente con agua, mucha agua), y así podemos seguir hasta completar nuestro ‘outfit’ en una cascada torrencial.
El algodón, con el que se fabrican cerca de la mitad de las 80.000 millones de prendas que se producen anualmente en el mundo, es una de las materias primas más costosas en agua, sobre todo por el riego que necesitan las grandes plantaciones (obtener un kilo de algodón requiere 10.000 litros). A ello se añaden el teñido de las prendas, la limpieza y el propio funcionamiento de las fábricas de confección. Las prendas sintéticas no se quedan atrás en cuanto a huella ambiental ya que, aunque requieren en general menos agua para su fabricación, tejidos como el poliéster emiten más microplásticos al desecharse (y en los lavados en nuestra casa), lo que no los hace en absoluto más sostenibles que el resto.
Y el peso de este desgaste hídrico lo sufren fundamentalmente países cuyos habitantes ya tienen muchos otros problemas como pobreza o superpoblación, además de que el agua suele ser un recurso escaso en ellos ya de por sí. Un ejemplo es India, uno de los mayores productores de algodón del mundo, y donde este cultivo es altamente intensivo en agua, especialmente en regiones como Gujarat y Maharashtra, donde se dependen fuertemente del riego. En Bangladesh también se utilizan grandes volúmenes de agua, especialmente en los procesos de teñido y acabado, siendo al mismo tiempo muy contaminantes.
Sin embargo, la industria en general está cambiando, los consumidores buscan productos más sostenibles y las empresas no se están quedando atrás para encontrar soluciones como el algodón orgánico (cultivado sin fertilizantes y con un menor gasto de agua), la seda sintética, el cultivo artificial de algodón en laboratorio a partir de células de la planta de algodón. También hay empresas que emergen desde el I+D para la creación de procesos, formulaciones que logran nuevos materiales y que aprovechan lo que se desechaba. Un ejemplo de ello es Atelier Fabric, que convierte productos fast fashion en un nuevo e innovador material aplicable a la decoración y a la arquitectura.
El desarrollo de fibras alternativas, como el bambú o el cáñamo, que requieren menos agua para crecer, también son alternativas, así como el uso de bacterias y algas para colorear o la aplicación de nuevas tecnologías para el teñido sin agua o para el reciclaje de agua en las fábricas. Pero sobre todo, se apuesta por el reciclaje de tejidos y de prendas usadas, dando una segunda vida a tantas y tantas prendas que hoy día usamos y tiramos casi sin pensar.
Desde AUARA, como protectores del agua, nos gusta reflexionar a que el cambio está en cada uno de nosotros y en las acciones que realizamos, a ser conscientes de la cantidad de agua que llevamos "puesta", y después, a racionalizar nuestros armarios para consumir menos ‘moda rápida’ y más prendas sostenibles y de calidad. Porque el agua es de todos. Sé parte del cambio que deseas ver en el mundo.
#BetheChange.