Madre Teresa, una verdadera influencer solidaria

septiembre 01, 2021

Madre Teresa, una verdadera influencer solidaria

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Desde siempre y en todas las culturas han existido movimientos de ayuda al prójimo, en todos los lugares se necesita de uno u otro modo, y las personas que los prestan lo hacen de manera desinteresada y por el simple (no tan simple) impulso del bien común. Se les reconoce su labor, por supuesto, pero casi siempre trabajan en la sombra pues lo que buscan no es reconocimiento. Así y todo, Naciones Unidas lo considera tan importante que cada 5 de septiembre celebra el Día Internacional de la Beneficencia, fecha de la muerte, en 1997, de una de las mayores y más reconocidas figuras de la AYUDA (con mayúsculas): la Madre Teresa de Calcuta.

La misionera por antonomasia -de nombre Agnes Gonxha Bojaxhiu- nació en la antigua Yugoslavia en 1910. Con solo 18 años se trasladó a la India donde comenzó con su labor caritativa ayudando a indigentes, enfermos y huérfanos, y poco a poco se fueron uniendo a ella otras religiosas (fundó la orden de las Misioneras de la Caridad en Calcuta) y también muchos seglares voluntarios que, inspirados por su abnegación y su enorme labor humanitaria, la veían como un ejemplo. 

Durante 45 años cuidó y atendió a miles de personas, de manera directa o indirecta, ya que su congregación y su área de influencia se extendieron a muchos otros lugares del mundo. Ella nunca pidió nada, pero la comunidad internacional llegó a reconocerle en vida su enorme impacto con numerosos premios entre los que se encuentran el Premio Nobel de la Paz y el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, además de otros reconocimientos tanto nacionales como internacionales, hasta incluso ser beatificada por el Papa Juan Pablo II en 2003, y canonizada por el Papa Francisco en 2015. Santa Teresa sigue así siendo un ejemplo para quienes deciden dedicar su vida a los demás. 

Ella practicaba la beneficencia o ayuda humanitaria que son, en fin, la misma cosa, pues ambos conceptos promueven no solo la erradicación de la pobreza, el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, sino también la promoción del diálogo, la solidaridad y el entendimiento de las personas, sean cuales sean sus raíces, etnias, edades o géneros. 

Antes beneficencia, hoy solidaridad, hace unos siglos caridad, siempre ayuda y cooperación. Allí donde se necesite, sin esperar nada a cambio. Cualquiera que sea el nombre que queramos darle, las personas de todo el mundo debemos entenderla y practicarla, en la medida de las posibilidades de cada uno, así como los gobiernos y las empresas de todo el mundo, porque solo de este modo se logrará el avance del planeta hacia el desarrollo sostenible, la protección de las culturas y la naturaleza, la promoción de la salud, de la infancia y de los desfavorecidos y, en fin, la erradicación de situaciones de conflicto.

Recuerda que todos necesitamos un favor de vez en cuando, y que hacerlos también es solidaridad, y un magnífico punto de partida para una colaboración a escala mayor. Y que no existen límites ni barreras: una pequeña mujer, de un pequeño pueblo de un pequeño país que sintió que podía hacer mucho por los demás, ¡y lo hizo!