Los ríos, una fuente de vida amenazada por el cambio climático
abril 13, 2022
Muchas veces se compara a los ríos con las venas del planeta. Aunque apenas suponen el 0,01% de los recursos hídricos totales, sus aguas riegan los campos y las cosechas, facilitan el progreso y la industrialización y dan origen a las sociedades. No en vano han sido siempre lugares de asentamiento de las civilizaciones y fuente de riqueza para las más prósperas.
Hoy día, como todos los ecosistemas del planeta, y especialmente los acuáticos, están sufriendo sequías y lluvias torrenciales. Danas, tormentas y baile de temperaturas a destiempo. Deshielo y desertificación. El cambio climático les afecta especialmente, y a nosotros con ellos, ya que su alteración no solo afecta al acceso directo al agua limpia de miles de personas, sino también a muchas otras cosas. Veamos algunas de ellas:
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Regadíos: Aproximadamente el 70% de todas las aguas extraídas de los ríos, lagos y acuíferos se utilizan para el riego. La subida de las temperaturas incide directamente, y de manera lógica, en la disminución del caudal de los ríos, pues aunque el deshielo es más rápido y pueden ‘llenarse’ en un primer momento, el calor hace que la evaporación sea mayor que la habitual, con lo que muchos campos y bosques están más secos y, en consecuencia, también los acuíferos circundantes.
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Contaminación: Más del 80% de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación. El cambio en los patrones de lluvias y temporadas secas provoca que haya menos agua, en este caso en los ríos, para diluir la polución tanto a través del aire (mediante su evaporación) como en sus propias aguas.
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Peor calidad: Un problema añadido del cambio climático son las poblaciones de algas. A temperaturas más altas del agua se produce un mayor crecimiento y expansión de las mismas, lo que ‘chupa’ mayor cantidad de oxígeno del líquido elemento, dejando un ecosistema más pobre para otras formas de vida como los peces.
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Inundaciones: Los fenómenos atmosféricos extremos provocan también el efecto contrario al desecamiento de los ríos: un aumento súbito del caudal por lluvias torrenciales o deshielos a destiempo que no solo anegan, sino que a veces llegan a arrasar campos y ciudades, con las consiguientes pérdidas económicas y, en ocasiones, también de vidas humanas y animales.
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Especies animales: Según WWF en su informe Cambio Climático y Agua, desde 1970 las especies que viven en agua dulce han disminuido en un 83% debido a alteraciones en los caudales, temperatura y contaminación Esto no solo significa una triste pérdida de biodiversidad, sino que también afecta en cadena a otras formas de vida animal y vegetal a medio plazo.
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Los deltas y el flujo de sedimentos: Los ríos arrastran sedimentos hacia el océano y conforman los deltas -al mismo tiempo un ecosistema propio y una barrera natural para impedir el acceso del agua salada al río, además de convertir en fértiles las tierras que los rodean-. Con el aumento del nivel del mar a causa de los deshielos, estos deltas están en riesgo. Según un estudio publicado en Nature, habría 25 millones de personas que viven junto a deltas alterados, y que por tanto son vulnerables a inundaciones y a un acceso al agua dulce más limitado.
Y no solo el cambio climático, los humanos también estamos alterando los ríos con nuestra mano. De hecho, según un estudio de WWF, dos tercios de los ríos de todo el mundo han sufrido cambios o cortes por el desarrollo o construcción de infraestructuras o, directamente, cortando su flujo para evitar su paso por alguna zona.
No hay suficientes pruebas de que esto esté influyendo en el cambio climático y viceversa, pero como decían nuestras abuelas, el río siempre encuentra su camino natural, y tratar de cambiarlo solo es retrasar este proceso (ya ha habido alguna tragedia como la de Biescas, en 1996, en la que tras unas fuertes lluvias un cauce seco y repoblado se convirtió en un torrente de agua que arrastró a decenas de personas).
La tecnología, y sobre todo el pensamiento sostenible, pueden y deben ser nuestras herramientas para mejorar y proteger estos recursos. Desde AUARA somos conscientes de nuestra agua y de nuestro futuro, y os invitamos a proteger también los ríos.