La vuelta al cole: hagamos los deberes con el agua
septiembre 11, 2019
En 2025, en torno a 3.500 millones de personas podrían sufrir escasez de agua según estimaciones del World Resources Institute (WRI). Actualmente, más de 1.000 millones de personas en todo el mundo viven ya en regiones con escasez de recursos hídricos. Una de las causas de este problema es, junto con la contaminación y las sequías provocadas por el cambio climático, el desperdicio y uso descontrolado que hacemos del agua en zonas donde, por suerte, tenemos un acceso barato y normalizado.
Aunque cualquier momento es bueno para empezar (o para reforzar) buenos hábitos en cuanto al uso responsable del agua, septiembre es un mes de reinicio (de vuelta al cole, al trabajo, a la rutina) en el que con frecuencia solemos plantearnos buenos propósitos.
Por eso, hemos querido aprovechar la ocasión para recordaros algunos pequeños gestos que llevar a la práctica en casa para una mejor gestión del agua.
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Cerrar los grifos: Desperdiciamos decenas de litros mientras fregamos los platos, nos lavamos los dientes o nos enjabonamos en la ducha. Basta con pensar que, si no es estrictamente necesario en cada momento tener el grifo abierto, es mejor cerrarlo.
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¿Ducha mejor que baño?: Aunque depende del tiempo empleado y el caudal del agua, en general una ducha de unos diez minutos puede consumir alrededor de 200 litros, ¡muy parecido a la capacidad de una bañera estándar! Lo ideal es realizar duchas cortas, de dos a tres minutos (podemos utilizar un reloj para controlarlo) y cerrar el grifo mientras nos enjabonamos.
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Aprovechar y reutilizar: El agua que extrae nuestra secadora o la que desperdiciamos mientras esperamos a que salga caliente el agua del grifo pueden servir,si la recogemos, para fregar el suelo. También la que utilizamos para lavar la fruta (recuerda, mejor en un cuenco que bajo el grifo), por ejemplo, es ideal para regar las plantas.
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El inodoro: Según la Fundación Aquae, el mayor consumo de agua en nuestras casas es el WC. Si bien los últimos modelos han reducido el consumo desde 12 litros por descarga a la mitad, o incluso menos, aún hay algunas cosas que podemos hacer. Casi todos los inodoros de hoy día disponen sistema de doble descarga: enseñemos a nuestros hijos a utilizar la cisterna correctamente. Y recordad: nunca debemos considerarlo una papelera, ni echar en él toallitas húmedas o bastoncillos.
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Lavadoras y lavavajillas llenos: Aunque tengan programas adaptables o de media carga, los electrodomésticos utilizan un mínimo de caudal (y también de energía) para su funcionamiento. Aprovecharlo al máximo utilizando la carga completa es siempre mucho más eficiente. No olvidemos que un lavado a mano, en general, suele consumir más agua que estos electrodomésticos.
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Un vaso para todo el día: Los más pequeños aprenderán el valor del agua si les acostumbramos a tener un vaso para beber a lo largo del día (no hace falta lavarlo cada vez ni tirar el agua que no han bebido, ya que servirá para la siguiente ocasión). Igual para los mayores.
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Averías fuera: Revisar y arreglar fugas o goteos lo más rápido posible puede ahorrar muchos litros a lo largo de una semana. Si podemos, también es una buena idea incorporar aireadores de agua o difusores en los grifos: tendremos la misma sensación de caudal con la mitad de agua.
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Regar con cabeza: Además de aprovechar agua de cocinar o lavar fruta para regar macetas, en superficies más grandes como jardines es conveniente regar por la mañana o por la noche, evitando las horas de mayor evaporación del agua.
La mayor parte de estos consejos se basan en el sentido común, y pueden conseguir mucho con muy poco esfuerzo. Desde AUARA no sólo nos preocupamos por llevar el agua donde más la necesitan y practicar con nuestro ejemplo (con ahorro y reciclaje en nuestros procesos de producción y en nuestras oficinas), sino que también queremos animaros a inculcar estas prácticas en los futuros ciudadanos del mundo.
Porque nuestros hijos son nativos digitales, pero también (esperamos) son nativos sostenibles. Ellos, mucho más que nosotros, son ciudadanos de un mundo al que saben que deben cuidar. Son recicladores, conscientes de la importancia del cuidado de la naturaleza y convencidos de frenar la crisis climática. Por eso, podemos y debemos aprender mucho de ellos.