Todos tenemos conciencia de que el agua es uno de los recursos más importantes e indispensables para la vida. Es esencial para la supervivencia de seres humanos, animales y plantas y también es un recurso fundamental para nuestra salud, nuestra economía y el medio ambiente. Su importancia ha quedado reflejada a lo largo de toda la Historia en el día a día de las distintas sociedades y recogida en el mundo artístico y del conocimiento, ya sea a través de la filosofía, por ejemplo, la música, el teatro, el cine o la literatura.
El agua ha sido un elemento recurrente en la literatura a nivel mundial, bien como fuente de vida y regeneración o como un símbolo de peligro e incertidumbre. El líquido esencial para la vida ha inspirado a muchos escritores a lo largo de la historia. En la mitología griega, por ejemplo, el río Estigia era considerado un lugar de gran poder y significado, y se creía que aquellos que lo cruzaban se volvían invencibles. En la literatura clásica, el agua también aparece como un elemento importante en la obra de Homero, especialmente en "La Odisea", donde el mar es retratado como un lugar peligroso y lleno de monstruos. Con el paso de los años, el agua ha seguido siendo fuente de inspiración en el mundo literario, en una etapa más moderna tenemos ejemplos como "El viejo y el mar" de Ernest Hemingway, en la que el personaje principal lucha contra un pez gigante en alta mar, con la presencia del agua y sus peligros como parte importante de la historia. En "Moby Dick" de Herman Melville, la caza de una ballena blanca se convierte en una metáfora sobre la vida, la muerte y la obsesión.
En la actualidad, tenemos a nuestro alcance un montón de libros con el agua como protagonista o elemento importante de la historia, sobre todo ubicados en lugares como África, donde es un bien escaso en muchas partes del continente. El río Nilo, el mayor de la región y que atraviesa 10 países africanos, ha sido el protagonista o referente importante en muchas novelas. En “Hijos del Nilo”, su autor Xavier Aldekoa, narra la vida, costumbres y cultura de las poblaciones que viven cercanas a este río después de haberlo recorrido durante meses. Otro autor, Javier Reverte, acercaba al lector al Nilo en “Los caminos perdidos de África”, tercer periplo africano del escritor en el que sus lectores se trasladarán a Etiopía, Sudán y Egipto sin perder de vista las aguas plácidas del caudaloso río.
Y no podemos olvidar todas las obras que tiene en su haber sobre África el periodista, escritor y ensayista Ryszard Kapuściński. Apodado por muchos como el mejor reportero del siglo, sus novelas son un fiel reflejo de la situación en dicho continente y de la importancia que el agua representa para su población. En una de sus obras más reconocidas a nivel internacional, Ébano, el autor polaco se refiere al baobab como algo más que un simple árbol, “es la vida”, afirma, ya que sirve de reserva de agua, siendo capaz de almacenar miles de litros de lluvia. En esa misma obra Kapuściński muestra cómo se encontró ante el peligro de muerte al quedarse sin agua en medio del desierto del Sáhara, entre otros muchos ejemplos.
En definitiva, la presencia del agua en la literatura ha sido una constante a lo largo de los años y lo sigue siendo en la actualidad. Un fiel reflejo de lo necesaria y vital que es para nuestra existencia.