Dicen que hoy día son los influencers los que mueven el mundo… Es cierto que muchos de ellos acumulan seguidores por el simple hecho de mostrar cómo visten, dónde viven o lo que comen. Pero nuestros jóvenes, hoy, en muchos países, también se dejan influir por causas que merecen la pena. La adolescente sueca Greta Thunberg es un gran ejemplo. Con sólo 16 años ha logrado movilizar a medio mundo, en particular a los más jóvenes, para que actúen contra el cambio climático. Ha logrado visibilizar un sentimiento que ya existía: que las nuevas generaciones se preocupan por la Tierra, dando un ejemplo a los mayores y alzando la voz para recordar que están dispuestos a luchar por un planeta mejor.
Todo empezó hace seis años, cuando Thunberg oyó en el colegio el concepto ‘cambio climático’. Inteligente y concienzuda como es, investigó sobre el tema, se preocupó, arrastró a su familia a la causa y el pasado mes de agosto se plantó frente al Parlamento sueco con un cartel que decía ‘Huelga escolar por el clima’, donde acudía cada viernes a protestar. En este tiempo se ha hecho conocida y ya se ha entrevistado con altos cargos de la política mundial como Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, o Al Gore, expresidente de Estados Unidos y activista medioambiental. Además, ha participado en eventos como el Foro Económico Mundial de Davos, celebrado en enero, y acaba de ser nominada al Premio Nobel de la Paz.
Meses después, cientos de miles de estudiantes en todo el mundo han seguido sus pasos en el movimiento Fridays for Future, organizando movilizaciones pacíficas y reclamando a los dirigentes medidas contra la destrucción medioambiental y el cambio climático. Respaldados por más de 12.000 científicos de países como Alemania, Austria y Suiza, el pasado 15 de marzo lograron reunir a más de un millón y medio de personas en diferentes concentraciones en 125 países del mundo. Su objetivo es parar el cambio climático y el calentamiento global, lo que supone reducir los agentes contaminantes, regular el uso de plásticos, detener la deforestación, que ‘lo verde’ sea más barato y más accesible… Aseguran que, aunque cada uno de nosotros puede hacer muchas cosas individualmente, son las grandes medidas las que salvarán el mundo, y ésas han de tomarlas los gobiernos y las administraciones públicas.
En España este movimiento internacional se conoce como Juventud x el Clima. Se juegan, como dicen ellos, su propio futuro:
“La posibilidad de que el nivel global del mar suba tres metros de aquí al año 2100 es real, el 74% del suelo español está en proceso de desertificación y se prevé que un 20% de lo que hoy está a salvo se verá en riesgo dentro de 50 años”, aseguran en su manifiesto.
Greta es un ejemplo de que un pequeño gesto sí que puede cambiar el mundo, y como ella misma ha dicho, “necesitamos esperanza, pero lo único que necesitamos más que la esperanza es la acción. En lugar de buscar esperanza debemos buscar acción. Y solo entonces vendrá la esperanza”.
En AUARA también compartimos esa preocupación de los jóvenes que se movilizan cada viernes para reclamar medidas reales que frenen el cambio climático, y compartimos la preocupación por el futuro del planeta. Luchamos contra ellos en nuestros proyectos en África, India o Camboya: sequías, lluvias más torrenciales y menos frecuentes, desertización… Intentamos paliar sus efectos, pero lo realmente importante es ir a la raíz del problema.
Por muchas Gretas que nos sigan inspirando.