El reciclaje, desde que el mundo es mundo

marzo 16, 2022

El reciclaje, desde que el mundo es mundo

En cualquiera de los ecosistemas que queramos analizar la muerte da paso a la vida, y cualquier desecho animal o vegetal sirve de abono o incluso de alimento para otro. El propio combustible que utilizamos hoy día es un producto ‘reciclado’ ya que, como sabemos, proviene de animales desaparecidos hace millones de años. El planeta recicla. Deberíamos aprender de su ejemplo. Es cierto que la reutilización y el reciclaje son intrínsecos a la vida, aunque el sobreconsumo y sobreproducción actuales han elevado tanto el volumen de desechos que a día de hoy, ni siquiera con las avanzadísimas técnicas de separación de residuos, compactación y reciclado conseguimos ‘ponernos a cero’. Para invitar a la reflexión sobre este tema, en esta ocasión queremos hacer un pequeño repaso sobre la historia del reciclaje y cómo ha llegado este concepto a nuestros días. 

Como decíamos, es algo que siempre ha estado ahí: nuestros antepasados de todos los tiempos han estado reutilizando telas, utensilios, restos de comida y hasta cimientos y piedras de civilizaciones anteriores para construir. Pero son los griegos de la época de Platón los primeros -que conste en los registros- en dar los primeros pasos en el tratamiento de las basuras y su uso para hacer otros utensilios, a falta de otras materias primas. Incluso hay constancia de la implantación de los primeros vertederos municipales lejos de la ciudad para evitar contaminación y olores. Mucho antes, en China, otra conocida ‘cuna de la civilización’, se han encontrado evidencias de métodos utilizados para reciclar el bronce ya hace 4.000 años. 

Pero el concepto de reciclaje tal y como lo conocemos hoy, que según el diccionario es un proceso que consiste en

“someter materiales usados o desperdicios a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados”,

se atribuye según la mayoría de las fuentes, a los japoneses.

Ya en el siglo XI de nuestra era, en esta isla asiática comenzaron las primeras experiencias de reciclado de papel: utilizando materiales usados, los trataban para hacer hojas nuevas que posteriormente vendían y a las que incluso daban un nombre distinto -kamiya-gami, literalmente “papel de tienda de papel”-, y que evidenciaba su origen por un tono grisáceo al estar compuesto por material ya manchado de tinta y otros pigmentos. Es, por tanto, éste, el primer material reciclado masivamente. Y las técnicas se fueron depurando y perfeccionando con los años. Algunas de las primeras plantas de reciclaje de papel que se conocen datan de finales del siglo XVII, en Inglaterra, donde utilizaban restos de tejidos para elaborar papel. Y en 1800 Mattias Koops patentó un método de reciclado a partir de papel usado que conseguía extraer los restos de tinta y crear esa ‘pulpa’ que todavía hoy se utiliza, para crear papel nuevo.


También allí, motor de la revolución industrial, se utilizaba el polvo y las cenizas (en aquella época había numerosos incendios en hogares, por el uso habitual de estufas de carbón para cocinar y calentarse) para fabricar ladrillos o fertilizante para los cultivos. Un poco más tarde se abrieron las primeras plantas de reciclaje de aluminio y, por fin, se implantó el reciclaje selectivo en la norteamericana Baltimore: esos contenedores distintos para cada tipo de residuo que hoy nos son tan familiares y desde donde, poco a poco, se ha ido avanzando en separación, tratamiento y reutilización de casi cualquier cosa: metal, componentes electrónicos, caucho, tela, vidrio, ¡y por supuesto el plástico!

Este último, omnipresente en las ciudades occidentales en todo el siglo XX, ha sido de los últimos en incorporarse a la maquinaria del reciclado mundial, pero lo ha hecho a un ritmo mucho más rápido. El primer molino de reciclaje de plástico que se conoce data de 1972, en Pennsylvania e, impulsado por las demandas de los activistas y de la sociedad en general, rápidamente se consolidó la adopción de los plásticos HDPE y PET, ya diseñados con el reciclaje en mente. 

En AUARA, como sabéis, somos muy conscientes de la necesidad de reducir, reciclar y reutilizar, algo que forma parte de nosotros desde nuestro propio nacimiento. Todas nuestras botellas de plástico están hechas de otras botellas, y se convertirán en botellas nuevas después de su uso. Hasta la fecha, ya son más de 18,4 millones las botellas que le hemos ahorrado al planeta, y casi 700.000 los litros de petróleo que no hemos utilizado para fabricarlas. Nos consta que son muchas las empresas y particulares que tienen este tema en mente y actúan con una conciencia sostenible, pero todavía queda mucho por hacer: aunque las cifras siguen subiendo año a año y las políticas institucionales para reducir los plásticos de un solo uso no dejan, afortunadamente de aumentar y endurecerse, en la actualidad se estima que solo se recicla alrededor de un 9% del plástico a nivel mundial. 

Tomemos ejemplo de la historia y cambiemos el futuro. Nos va la salud en ello.