El agua, ese manto azul que cubre el planeta, está ahí desde siempre. Es el elemento que permitió la creación de la vida y el que, todavía hoy, resulta indispensable para su subsistencia. ¡Y es la misma agua!, que se evapora y vuelve a caer en el ciclo de la lluvia una y otra vez.
Sabemos que el agua es vida, y que es uno de los mejores regalos que podemos hacer a nuestro cuerpo. Por dentro y por fuera. Sobre todo en verano, cuando el calor nos incita a beber más y a refrescarnos para combatir las altas temperaturas.
Y es que nosotros, como el planeta, también estamos formados en un 70% de agua (incluso más cuando somos bebés). Y los animales (algunos menos, como los insectos, y otros mucho más, como la medusa de mar). Y los vegetales (según su especie y estado vital). Ya sea para hidratar tejidos, limpiar impurezas o distribuir los nutrientes, el agua es indispensable para la creación y la continuación de todos los seres vivos. Veamos algunas de sus funciones más concretas:
Sin agua apenas podríamos sobrevivir unos días. Es mucho más importante que el alimento en casos extremos. Ahora, con temperaturas más altas, sudamos más y perdemos más líquido, por lo que es necesario reponerlo mucho más a menudo y de forma más abundante, ya sea en forma de bebidas, infusiones, sopas frías o frutas.
En AUARA quisimos hacer bascular toda nuestra razón de ser en torno a este bien tan preciado. Nacimos como empresa social con el fin de contribuir a mejorar el acceso al agua potable en aquellos lugares del mundo donde carecen de este recurso. Teníamos que buscar algo en lo que fundamentar nuestro negocio, y ¿qué mejor elección que el agua en sí misma?
Nos gusta pensar que contribuímos a hidratar el norte y el sur, el este y el oeste, de forma más justa y solidaria, con los recursos que el planeta nos ofrece y que, por supuesto, debemos cuidar cada día.