En el mundo occidental, el uso y disfrute del agua es un hecho tan normalizado y accesible como abrir el grifo y disponer de ella. El H2O ha sido un elemento fundamental en la historia de la humanidad durante miles de años y lo sigue siendo en la actualidad. Poder contar con ella nos permite desde cocinar, hidratarnos o limpiar hasta acceder al suministro, al saneamiento y muchas otras funciones sin las cuales no podríamos sobrevivir.
El cuidado y la sostenibilidad del agua para el aprovechamiento de los recursos ha estado presente desde las civilizaciones más antiguas y clásicas, como la egipcia, la griega o la romana, con la construcción de presas, acueductos, baños públicos e incluso alcantarillado, y también con las primeras bombas de agua construidas, que datan de los siglos III y VII AC.
En la actualidad, se sigue trabajando en la misma línea para cuidar uno de nuestros bienes más preciados con proyectos en todas las partes del mundo, pero sobre todo, donde más se necesitan, como en el caso de África Subsahariana, la segunda región del mundo con peores datos de acceso al agua, como recoge el informe “Acceso a agua y saneamiento”, que hemos elaborado desde AUARA, en el que se analiza la situación hídrica de 51 países de dicha región. Es verdad que Oceanía (Micronesia, Polinesia y Malanesia) tiene peores indicadores: 40,6% de acceso a fuentes no mejoradas (aquellas que no pueden asegurar el acceso a agua potable) en zonas rurales frente al 30,6% del África Subsahariana, pero si se incluye la población, aquí 192 millones de personas no tienen acceso a esas fuentes no mejoradas frente a los 5 millones de Oceanía, con lo que la comparativa crece exponencialmente.
La buena noticia es que las fuentes con el potencial de suministrar agua segura, o potable, también llamadas fuentes mejoradas, han aumentado en 20 puntos entre 2000 y 2020 en el África Subsahariana para más de 800 millones de personas de las 1.000 que habitan en la región. De ellos, el 68% tiene acceso a servicios básicos de agua en menos de 30 minutos, mientras que el 12% aún tiene un servicio limitado (más de 30 minutos para tenerla). Pese a ello, las cifras han mejorado en estos 20 años, bajando en 17 puntos porcentuales el número de habitantes subsaharianos sin acceso a agua potable.
Evolución zona rural frente a zona urbana
Durante las dos últimas décadas la población urbana ha aumentado un 126%, mientras que la población rural lo ha hecho un 45%, produciéndose una fuerte migración a la ciudad que ha ido asimilando los circuitos de aguas mejoradas en las urbes. La brecha entre ambas zonas en 2000 era de 45 millones frente a los 11 millones de 2020.
En cuanto a la clasificación por países sobre la evolución del agua, Etiopía es el que más ha mejorado en estos 20 años, bajando del 33% al 5% el porcentaje de su población que bebía de fuentes superficiales, es decir, para quienes no se puede asegurar el agua potable, como ríos, estanques o arroyos. Por el contrario, Níger es el país que ha empeorado, subiendo del 2% al 4% en este período de tiempo.
A nivel general, en toda el África subsahariana encontramos cifras insoportablemente altas en cuanto al acceso a agua potable de sus habitantes. Aunque han disminuido casi a la mitad, de 118 a 73 millones de personas con un acceso al agua limitado, está claro que aún queda mucho trabajo por hacer en este sentido para poder garantizar su supervivencia y evitar las enfermedades derivadas, pero sin duda se nota la evolución, como en Somalia, cuya población ha pasado de ser solo el 31% con acceso a fuentes mejoradas al 84%.
Acceso a saneamiento
Precisamente, otro de los aspectos fundamentales que se han analizado en el informe es el del uso del saneamiento en esta región del continente africano. Las conclusiones son positivas: más de la mitad de la población subsahariana (53,9%) puede acceder a un saneamiento mejorado, pero sigue siendo necesario reforzar este aspecto, especialmente en las zonas rurales donde 400 millones de personas no cuentan con acceso a un saneamiento mejorado y tienen que defecar al aire libre. En este sentido, Lesoto es el país que ha vivido una mayor transformación, mejorando en 59 puntos (71%) su situación con respecto al año 2000.
Todos estos datos que hemos recopilado y analizado este informe nos llevan a reflexionar sobre la necesidad de mejorar el acceso al agua en la región del África Subsahariana, sin menospreciar el gran esfuerzo que se viene haciendo al respecto, y sobre todo en el entorno rural. Desde AUARA os animamos a sumar esfuerzos y tiempo de calidad para conseguirlo, porque una buena gestión del agua es imprescindible para garantizar nuestra presencia en este mundo.