Economía de guerra para startups

octubre 08, 2020

Economía de guerra para startups

¿Estamos viviendo una guerra? Posiblemente si preguntamos a nuestros mayores nos dirán que esta situación, aunque grave, no es comparable a la experimentada en los grandes conflictos de la historia. Sin embargo hay demasiados impactos que nos están sacudiendo nuestras certezas: la pandemia se ha llevado ya a más de 1 millón de personas en el mundo, hay incertidumbre sobre el futuro, estamos viviendo una crisis mundial, se están perdiendo muchos puestos de trabajo, se han toman medidas excepcionales... 

Vale, no podemos hablar de guerra porque no hay conflicto, pero sí de economía de guerra, sobre todo durante la pasada primavera en la que diferentes industrias se reconvirtieron para producir elementos sanitarios como mascarillas, equipos protectores, geles hidroalcohólicos… La economía está dañada a nivel global y el impacto socio económico está siendo brutal. El Banco Mundial acaba de anunciar que la crisis empujará a la pobreza extrema a entre 110 y 150 millones de personas durante este año y el próximo. La realidad es que desde la II Guerra Mundial no recordábamos un problema sanitario global como el generado por el Covid-19.

Y a los emprendedores, aunque siempre intentamos adaptarnos a las dificultades, la crisis nos ha afectado de lleno y truncando nuestras aspiraciones de cumplir con el propósito con el que nacimos. Y esa ‘economía de guerra’ a la que se recurre con frecuencia, nos toca muy directamente. Pero, ¿qué significa realmente?, ¿cómo nos afecta?, ¿podemos aplicarnos, las pymes, este término?

Para empezar tratemos de explicar en qué consiste. Se trata de un principio acuñado, parece ser, en la I Guerra Mundial. Hay un conflicto (entonces armado, hoy sanitario) que afecta como ahora a toda la sociedad, pero sin embargo cada país necesita seguir funcionando y asegurando las necesidades básicas de su población, además de atender a las propias del problema -en este caso, a la lucha contra el virus-. Todo el mundo tiene que participar: los ciudadanos de a pie deben alistarse, o acoger a los refugiados, o alimentar a las tropas con lo poco que tengan. Las empresas, según sea su actividad, tendrán que seguir trabajando o reconvertirse para adaptarse a las nuevas necesidades. Continuando con el paralelismo, hoy las personas debemos colaborar manteniendo la distancia social y las mascarillas, los gobiernos asegurando la asistencia sanitaria y las coberturas sociales, y los empresarios…, ¡en todo lo que puedan! También las startups y los empresas de impacto:

  • Producir: tanto los bienes y servicios habituales para los que nacimos como empresa y que pueden ser más o menos ‘esenciales’, como para atender a la demanda actual de nueva creación: mascarillas, geles hidroalcohólicos, limpiadores de hogar, medicamentos… Ya son muchos los que lo han hecho, de manera comercial o solidaria. Busca ayudas económicas, mecenas o patrocinadores que se sumen a la causa.
  • Investigar: Si, per se, las startups somos innovadoras y buscamos hacer las cosas de manera diferente, hoy la investigación va un paso más allá: se trata de salvar vidas o al menos de aumentar la calidad de las mismas (tanto de los enfermos como de los confinados, de los sanitarios o de los repartidores). Podemos unirnos con otros emprendedores y compartir conocimiento, crear sinergias y crecer juntos. 
  • Asegurar el abastecimiento: En las economías de guerra el autoabastecimiento (alimentos, material bélico, sanitario, etc.) era fundamental por razones obvias. Ahora, aunque no cerradas completamente, las fronteras están muy limitadas, la distribución ralentizada… Es importante que, al menos lo básico, no falte. Y mirando un poco hacia nuestro propio negocio, hemos de plantearnos si debemos cambiar nuestro modelo logístico, o si podemos buscar proveedores locales que faciliten nuestra tarea, y al mismo tiempo la suya. 
  • Mantener y crear empleo: Lo más importante es la salud, sin duda, pero también ser capaces de mantener nuestro día a día. Si nuestro negocio original no puede funcionar por las circunstancias, hemos de crear otros que sí lo hagan, de las empresas (tanto de las grandes como de las muy pequeñas) depende la recuperación.

Como ya hemos hablado en este blog en alguna ocasión, también es necesario reducir gastos, redimensionar la producción, repensar la estrategia, innovar y formarse en tendencias de este nuevo futuro que estamos viendo venir, y todo el conjunto de la sociedad civil, las empresas y la administración pública han de trabajar juntos para un mismo objetivo: ganar.  Pero no olvides que somos nosotras, las estructuras más pequeñas, quienes tenemos más agilidad, y sabemos, por experiencia propia, que la eficiencia lo es todo, las que estamos marcadas por la tecnología desde nuestros inicios y las tenemos la innovación como bandera. 

Nos dicen que saldremos juntos de ésta y estamos convencidos de ello.




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