Que planeta solo hay uno parece ser algo evidente. Sin embargo, todo indica que no lo tratamos muy bien que digamos, y eso tiene consecuencias. Calor o frío cuando no toca, incendios, lluvias torrenciales, deshielo y desertificación, desaparición de especies y de recursos… La que llamamos Madre Tierra no deja de advertirnos de que está sufriendo, y la mayor parte de sus males está provocada por la mano del hombre: ganadería intensiva o la esquilmación de los bosques, sin contar la incalculable cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, las montañas de basura que se acumulan en tierra y en los océanos, el tráfico y la caza ilegal de animales protegidos…
Según el informe “Hacer las paces con la naturaleza: un plan científico para abordar la triple emergencia del clima, la biodiversidad y la contaminación”, los desafíos a los que se enfrenta la humanidad no han hecho sino aumentar en número y gravedad desde la Conferencia de Estocolmo de 1972. No cabe duda de que las consecuencias del cambio climático están ya aquí y están gastando millones en coste económico y en vidas humanas, impidiendo que se avance en la erradicación de la pobreza y las desigualdades y frenando la consecución de los ODS en general.
Según Naciones Unidas deberíamos, como sociedad mundial, reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 45% de aquí a 2030 en comparación con los niveles de 2010 y alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Esto limitaría el calentamiento a 1,5 °C, como señalaba el Acuerdo de París. Sin embargo, aunque la mayoría de los gobiernos de todo el mundo han realizado importantes avances en políticas verdes durante 2022, casi ninguno parece estar en disposición de cumplir con el reto de ser neutral en gases de efecto invernadero para 2050.
Y como las administraciones públicas no pueden hacerlo solas, los ciudadanos como individuos deben tomar también cartas en el asunto. En AUARA decimos siempre que cada gota cuenta, y este es un ejemplo donde es más importante que nunca participar porque, literalmente, nos va la vida en ello.
El lema del Día De la Tierra para 2023 es ‘Invertir en nuestro planeta’, algo que todos, desde nuestro mayor alcance (si somos una gran empresa o un gobierno) o pequeño (a título individual), podemos hacer. Aquí os dejamos algunos consejos para invertir en nuestro planeta y, por tanto, en nuestro futuro:
La sostenibilidad también es una forma de invertir en nuestro planeta, porque es el camino de la prosperidad para las personas y también para las empresas (y por tanto para el desarrollo y la economía globales). Ya se está viendo cómo las empresas con estándares ESG son más sólidas, obtienen más beneficios y una mejor reputación, tanto entre sus empleados como entre sus clientes. No se trata de elegir entre ser sostenible o tener beneficios, está demostrado que ambos son posibles de forma conjunta y, lo que es peor, que ninguno será sin el otro, porque de seguir avanzando el cambio climático las consecuencias serán aún peores.
Para nosotros, en AUARA, el Día de la Tierra está siempre muy presente. Cada año, desde 2017, nos aliamos con la empresa de cosmética sostenible Aveda para este ‘Mes de la Tierra’. Como resultado de esta colaboración, hasta la fecha, hemos conseguido generar más de 38 millones de litros de agua y dar acceso a ella a más de 15.000 personas en diferentes países. Concretamente este 2023 estamos trabajando en la instalación de dos pozos con depósito en Mozambique, ambos en la localidad de Tete, donde darán servicio a un Centro Educativo Infantil y a una futura escuela de formación profesional, ambos gestionados por la Fundación Ana Mogas, respectivamente.
Sigamos trabajando y celebrando juntos el 22 de abril como sinónimo de respeto, sostenibilidad, fomento del reciclaje y de acciones más saludables con nuestro planeta. Porque la economía sostenible es el primer (y fundamental) paso hacia el cuidado de la Tierra.