Conflictos armados, cambio climático, refugiados… los problemas que con el Covid-19 no vemos
noviembre 06, 2020
En 2020, hemos tenido un tema de conversación, prácticamente solo uno que ha copado portadas y titulares en los medios, que efectivamente nos preocupa como individuos y como colectivo y que sin duda va a definir nuestro futuro. Y está claro que la pandemia tiene tal magnitud que no es para menos, no solo por sus implicaciones sanitarias, sino también por las económicas y sociales.
Pero, para bien o para mal, el mundo sigue girando, y tiene otros problemas (algunos muy graves) que parecen haber desaparecido del radar pero que tristemente siguen muy vivos y a los que debemos dedicarles la atención que merecen. Así están las cosas en algunos lugares del mundo:
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Guerra en Siria: En este conflicto que dura ya casi diez años, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos cuenta casi 400.000 muertos (aunque todo apunta a que pueden ser muchos más) y unos 5 millones de desplazados/refugiados en el exilio. El 80% de la población siria vive por debajo del umbral de la pobreza y la ayuda humanitaria no es suficiente para atender sus necesidades más básicas.
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Guerra civil en Yemen: Tras el golpe de estado de 2014 y la consiguiente guerra civil, este país, uno de los más pobres, sufre según la ONU una de las peores crisis humanitarias del mundo en los últimos 100 años, ya que más de la mitad de la población no tiene nada que comer, entre ellos millón y medio de niños que sufren desnutrición aguda.
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La ‘guerra olvidada’ de Sudán del Sur: Tras independizarse de la República de Sudán, Sudán del Sur (la nación más joven del mundo) se sumió en un conflicto por el control de los recursos naturales que posee (diamantes, oro, volframio, zinc…). A pesar de esa gran riqueza, la población más desfavorecida sufre una hambruna y un deterioro social y económico difícil de remontar.
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Otros conflictos armados: No olvidamos tampoco a Libia, Nigeria, Irak, Somalia o Afganistán, donde siguen sufriendo conflictos e inestabilidad desde hace, en algunos casos, varias décadas.
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Inmigración: 2020 ha sido uno de los años más intensos en cuanto a la llegada por mar de inmigrantes, con más de 11.000 rescatados solo en las costas o aguas territoriales canarias en lo que va de año (un 520% más de las llegadas en patera respecto a años anteriores). Y eso sin contar los que también han alcanzado nuestro país, llegando a Mallorca, Murcia o Andalucía, y las vidas perdidas en el intento (en otros países como Italia o Grecia, la situación es similar)
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Cambio climático: Aunque al inicio de la pandemia y debido al confinamiento en buena parte de las ciudades más pobladas del planeta los niveles de contaminación atmosférica parecieron descender, según el informe United in Science 2020, el coronavirus no ha frenado el cambio climático, y ese descenso en las emisiones se ha recuperado rápidamente hasta alcanzar los niveles previos a la pandemia en la mayoría de los lugares. La temperatura media en la superficie terrestre ha sido este agosto casi un grado superior a la temperatura promedio de todo el siglo XX.
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Matrimonio infantil: se estima que 12 millones de niñas en todo el mundo son obligadas a contraer matrimonio cada año, con todo lo que eso supone (pérdida de escolarización, maltrato, abusos o muertes por embarazos prematuros), y la pandemia ha empeorado la situación por la situación de pobreza que viven algunas comunidades más desfavorecidas.
Podríamos seguir con tantos y tantos temas, como la falta de agua (que nos preocupa y ocupa en este blog en muchas ocasiones), la desigualdad de género, la discriminación por raza u orientación sexual, los desplazados por catástrofes naturales, la deforestación o la extinción de especies animales y vegetales.
Si no somos capaces de frenarlo tratemos de hacer, al menos, un paréntesis hasta que pase la pandemia como mal menor. A lo largo de este año, el secretario de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha realizado varios llamamientos para el cese de los conflictos y poder centrarse en la lucha contra la pandemia en muchos de estos lugares. La respuesta parece haber sido positiva, pero sigue habiendo mucha distancia entre las declaraciones y los hechos. Desde AUARA nos sumamos a sus peticiones: si no podemos controlar el virus, no olvidemos que muchas personas, ahora mismo, están sufriendo por otros muchos conflictos para intentar solventarlos.