La búsqueda de agua es una tarea esencial para la supervivencia, crucial para garantizar la salud y el bienestar de las personas y las comunidades. Desde la antigüedad, en todas las sociedades se ha explorado de una forma u otra la tierra en busca de fuentes de agua dulce y segura para poder beber y utilizar en distintos ámbitos.
Hoy en día, la tecnología ha mejorado las técnicas de búsqueda, pero aún hay muchas regiones del mundo donde el acceso al agua limpia y segura es limitado y donde el mito del zahorí se sigue practicando. Esta creencia tradicional, y desmentida por la ciencia, sostiene que ciertas personas tienen la habilidad sobrenatural de encontrar agua subterránea mediante la utilización de varillas de metal o ramas de árboles. En la actualidad, la tecnología moderna ofrece métodos más precisos y confiables para localizar fuentes de agua subterránea, como el uso de herramientas de detección de agua y la realización de pruebas geofísicas.
Una vez detectada, es el momento de conseguir el acceso a la misma, y esto suele hacerse mediante tanques o la construcción de pozos con bomba para poder traer el agua a la superficie. Pero ¿cuál es el proceso para llegar a ello? Vamos a intentar explicarlo.
1.- Perforación: una vez localizado el lugar del cual podemos obtener el agua, es el momento de la perforación. Entre las técnicas destacan:
2.- Protección: alcanzado el nivel del agua es fundamental proteger las paredes del agujero para evitar que se derrumbe, para lo que se utilizan distintos materiales y utensilios según el diámetro y la profundidad del pozo. Aquí es importante añadir material de filtro, como gravas, para evitar que materiales finos (arenas y sedimentos) puedan enturbiar y contaminar el agua.
3.- Instalación de la bomba: es recomendable siempre la instalación de una bomba para proteger el agua de elementos externos, como insectos u objetos que los niños puedan arrojar dentro. Al protegerlo en la superficie, se mantiene la calidad del agua y se evita además el riesgo de accidentes. Puede ser manual o automática, todo dependerá de las características y necesidades de cada pozo.
La bomba debe mantenerse en un entorno lo más higiénico posible, por lo que es recomendable construir una plataforma de hormigón que evite la acumulación de barro alrededor del punto de agua y, si es posible, añadir un pequeño canal que lleve el agua que se derrama formando charcos un poco más lejos. Así se evitará la suciedad y la posible contaminación del agua.
4.- Higiene y mantenimiento: por último, la principal causa de fracaso en la mayoría de los proyectos de pozos es un mantenimiento inadecuado o la falta de éste, de ahí que sea fundamental asegurarse que esta parte se realiza de forma correcta. Esto implica limpiar periódicamente las piezas, reemplazar las que se desgasten y asegurarse de que la calidad del agua es óptima. Es garantía de vida y esa agua obtenida podrá ser disfrutada por muchas generaciones más.
El impacto de la instalación de un pozo en una zona que lo necesita tiene un efecto sumamente positivo, ayudando a muchísimas personas a mejorar su calidad de vida. Por eso en AUARA centramos nuestros esfuerzos en la construcción de pozos en las proximidades de escuelas, hospitales y comunidades con altos niveles de exclusión social, entre otros. Hasta la fecha hemos instalado y construido 133 infraestructuras de agua en 22 países de África, Asia y América Central, de las cuales 32 han sido pozos, 24 rehabilitaciones de otros y 34 pozos con depósito.