5 consejos para hidratarnos bien y 5 efectos de la deshidratación

agosto 05, 2020

5 consejos para hidratarnos bien y 5 efectos de la deshidratación

780.000 personas mueren cada año en el mundo por falta de agua, según Naciones Unidas. Algunas por enfermedades asociadas a la falta de higiene, otras por hambrunas causadas por la sequía, y muchas de ellas directamente por deshidratación. 

El consumo de agua es una necesidad básica de todos los seres vivos, y en el caso de los humanos (y resto de animales) realiza dos importantes funciones: el mantenimiento de la temperatura del cuerpo (especialmente importante en épocas de mucho calor, como la actual), y el correcto funcionamiento de todas las funciones físicas y cognitivas (sin agua, los órganos colapsan). Veamos algunos de los problemas que podríamos tener si caemos en un cuadro de deshidratación:

  • Sensación de mareo o cansancio: el corazón necesita realizar un sobreesfuerzo para mover un sistema circulatorio más lento y denso. En casos extremos la presencia de oxígeno en el organismo cae, la presión arterial desciende y podemos sufrir un síncope.
  • Confusión mental, desorientación: por esa misma razón, el riego sanguíneo hacia el cerebro se ralentiza y sus funciones no se realizan con normalidad. Además, los electrolitos presentes en el agua, como el potasio y el sodio, ayudan a transmitir las señales eléctricas neuronales, y sin ellos pueden mezclarse impulsos, confundir al cuerpo y llegar a provocar convulsiones y hasta pérdida de consciencia.
  • Sequedad en las mucosas: ojos, boca, etc., impidiendo su correcto funcionamiento y causando sensación de incomodidad.
  • Escasa eliminación de los desechos: la falta de agua hace que la orina se vuelva escasa o muy oscura, y que tampoco eliminemos las toxinas correctamente a través del sudor o de las heces. Una deshidratación severa puede provocar infecciones urinarias y hasta cálculos renales.
  • Dolor en las articulaciones: al faltarles lubricación, moverlas puede producir calambres y, a largo plazo, lesiones más graves.

En AUARA dedicamos todos nuestros esfuerzos a tratar de que nadie en el mundo tenga que sufrir estas consecuencias. En especial, en países y comunidades donde el acceso a agua potable es un lujo, y donde mujeres y niñas (sobre todo ellas) caminan varias horas al día (con la enorme contradicción de exponerse al riesgo de deshidratarse por caminar bajo un sol de justicia) cargando con pesados bidones para llenarlos en fuentes de dudosa calidad y abastecer a sus familias. 

En nuestro mundo desarrollado, donde abres el grifo y sale toda el agua que necesitas, no es frecuente sufrir deshidratación, y en caso de existir es fácilmente reconocible y tratable por los profesionales sanitarios. De todos modos, os dejamos algunas de las recomendaciones más habituales para estar bien hidratados, sobre todo en plena ola de calor:

  • Beber con o sin sed: nuestro cuerpo es sabio y nos pedirá hidratación cuando la necesite, pero en casos como los de niños pequeños o personas mayores, mejor asegurarse y ofrecérsela regularmente. Lo recomendable es beber al menos un litro y medio de líquido al día, especialmente si caminas al sol o sudas en exceso.
  • Comida y otros líquidos cuentan: no solo el agua nos hidrata, también lo hacen un trozo de sandía, un té o un zumo refrescante. Muchas frutas y verduras nos ayudan además a reponer minerales y vitaminas que también perdemos con la sudoración.
  • El alcohol, con mesura: aunque también son líquidos, las bebidas alcohólicas producen precisamente el efecto contrario y pueden deshidratarnos.  
  • La temperatura importa: Puede que nos apetezca más beber cosas frías, pero si lo están demasiado (también sucede con las muy calientes) pueden engañar a nuestros sentidos y hacer que bebamos menos. Lo recomendable es una temperatura del líquido fresca, pero no extrema.
  • Si corres, bebe mucho: más allá de que nos pueda o no apetecer hacer deporte a ciertas horas, con las temperaturas veraniegas puede suponer un riesgo más que un beneficio. Si lo haces, trata de hacerlo en espacios interiores (los gimnasios mantienen la misma temperatura en invierno y en verano) o a las horas de menos calor. Y siempre, siempre, lleva contigo una botella de agua o una mochila de hidratación.