Si algo nos ha enseñado la situación del COVID-19 es a redescubrir el valor de la solidaridad. Por todo el mundo se han visto muestras desinteresadas de particulares en sus casas, sanitarios en todos los centros y a todas las horas posibles, también empresas grandes y pequeñas que han donado lo poco o mucho que tenían, que han prestado sus servicios o sus instalaciones y que, en definitiva, han arrimado el hombro.
Desde hace años, la solidaridad no es un concepto ajeno al mundo de la empresa. Afortunadamente, cada vez más forma parte de los planes estratégicos, ya sea por convicción o por imagen pública. Es una corriente imparable. De hecho, según el informe 2021 de Social Enterprise Mark, se está viendo un sentimiento general de optimismo para el futuro en las empresas en general, que apuestan por cambiar la forma en que hacen negocios, poniendo lo ‘social’ al frente y en el centro de las actividades, en la búsqueda de la recuperación de la pandemia.
Las empresas sociales conocemos bien este terreno y estamos preparadas para liderar el camino. Sabemos hacer negocios con la sostenibilidad y la solidaridad en pleno centro de nuestras actividades, y no simplemente como una respuesta a las secuelas de la pandemia. No somos empresas tradicionales ni somos ONGs, sino un buen cóctel de ambas que (esperamos) aglutina lo mejor de ambos mundos. Utilizamos nuestro modelo de negocio (uno diseñado estratégicamente con las reglas del mercado muy presentes) para crear verdadera sostenibilidad.
Es cierto que muchas empresas grandes ya animan a sus empleados a participar en proyectos de voluntariado, propios o de terceros, organizan carreras solidarias o días de limpieza en el bosque o se alían con grandes causas (como el cáncer de mama, los refugiados o la protección de la infancia), pero tal vez hay otras más pequeñas que no tienen tan claro cómo implementar esta filosofía. Por ello hemos querido recopilar algunos consejos para que, las empresas que estén concienciadas y se planteen ser, de verdad, más sostenibles y solidarias en los próximos años, sepan por dónde empezar:
Ser sostenible es positivo para el mundo y también para las empresas, ya que los consumidores reconocen estas prácticas cada vez más y ‘premian’ con su fidelidad a los negocios que las llevan a cabo frente a las que no. Y más aún en este mundo postpandemia en el que, como decíamos al principio, todos hemos visto el valor de la solidaridad.
En AUARA acabamos de renovar nuestra certificación Social Enterprise por sexto año consecutivo, y estamos orgullosos de nuestra trayectoria y, sobre todo, de cumplir nuestro propósito de ser una empresa rentable para poder llevar agua allí donde se necesita.