Semana Mundial del Agua: lo que no sabes de ella

agosto 23, 2022

Semana Mundial del Agua: lo que no sabes de ella

En este verano que es uno de los más calurosos de la historia, en el que los pantanos se secan y los campos pasan sed, en el que los incendios nos acechan, en gran medida por la falta de lluvias, la Semana Mundial del Agua ha elegido el lema ‘Ver lo invisible: el valor del agua’. Un evento internacional en el que, precisamente, se pretende analizar y hacer patente que uno de los mayores retos de la humanidad sigue siendo la gestión del agua.

Ponerla en valor es lo que hacemos desde siempre en AUARA, y en esta ocasión queremos compartir con vosotros estos diez datos, que tal vez no conocíais, sobre este elemento esencial para nuestra supervivencia y la del planeta:  

1.- Hay mucha, pero solo una pequeña parte disponible para consumo humano: De los 35 millones de Km3 de agua dulce en la superficie del planeta solo menos del 1% está disponible para el consumo humano. Actualmente, se estima que consumimos un 54% de esa agua dulce disponible, pero con el crecimiento de la población es posible que la demanda se triplique y las reservas hídricas del planeta alcancen su límite para mediados de este siglo.

2.- No llueve a gusto de todos: Según los últimos datos de que disponemos, de 2017, cada año caen 110.000 Km3 de agua en forma de precipitaciones. De ese total, 70.000 Km3 se evaporan, y los 40.000 Km3 restantes son la cantidad máxima que renueva cada año los ríos, mares y océanos del mundo. Se cree que en este último lustro esta cifra se ha reducido, a la vista de las sequías persistentes en diferentes áreas del planeta, como nuestra propia Península Ibérica, que vive su mayor sequía en los últimos 1.200 años.

3.- Bebemos, lavamos, cultivamos: A nivel mundial el consumo medio de agua por habitante anual es 660 m3, esta cifra incluye la agricultura, las industrias y el uso doméstico (un 70%, un 20% y un 10% respectivamente), así que depende de factores como el clima, la densidad de población, el nivel de desarrollo o la agricultura de regadío. Asia es el continente con mayor consumo, más de 2.000 Km3/año. En América del Norte son unos 750 Km3/año, y en Europa unos 500 Km3/año. Por su parte, en África son unos 250 Km3/año y en América del Sur unos 200 Km3/año. 

4.- Lo que necesita el cuerpo: La OMS estima que una persona necesita entre 50 y 100 litros de agua diarios. Para beber, ¡claro!, pero también para cocinar, el aseo, la higiene del hogar… El mínimo imprescindible serían 15 litros de agua al día, cifra que está muy lejos de la realidad en muchos países en vías de desarrollo, como Tanzania, donde muchas personas sobreviven con menos de 5 litros de agua al día y carecen de sistemas de saneamiento. En España, la media de consumo doméstico se sitúa en 142 litros por habitante al día, y casi tres cuartas partes se nos van en el baño

5.- Tierra seca: 55 millones de personas se ven afectadas cada año por las sequías, pero no solo ellos, el ganado y los cultivos de casi todo el mundo también las sufren, lo que acaba afectando indirectamente a los humanos: la FAO calcula que unos 700 millones de personas pueden verse obligadas a huir de sus lugares de residencia entre 2020 y 2030 por efecto de las sequías. 

6.- Mal repartida: Un 40% de la población mundial sufre actualmente escasez de agua (se dice que una región tiene estrés hídrico si dispone de entre 1.000 y 1.700 m3/hab/año de agua renovable. Hablamos de escasez si cuenta con menos de 1.000 m3/hab/año, y de escasez absoluta cuando hay menos de 500 m3/hab/año). Pero haberla la hay, el problema es que el 60% de los recursos de agua de todo el planeta se concentran en tan sólo 10 países, y que el 12% de la población mundial consume el 85% de los recursos renovables, mientras otros 80 países que concentran a ese 40% de población mundial sufren escasez. 

7.- Agua en malas condiciones: Unos 2.000 millones de personas en todo el mundo utilizan fuentes de agua contaminada para el consumo humano, lo que unido a un saneamiento deficiente facilitan la transmisión de enfermedades como el cólera, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea o la poliomielitis. Según UNICEF, de los hasta 1,8 millones de personas que mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua como procesos diarreicos, unos 1000 diarios son niños.  

8.- O muy lejos de casa: Abrir el grifo y llenar un vaso no es algo evidente para 750 millones de personas de todo el mundo. Personas que, según calcula UNICEF, dedican 40.000 millones de horas cada año a caminar para abastecerse de este recurso. Normalmente, son las mujeres y niñas las encargadas de hacer esas caminatas, impidiéndoles, por ejemplo, acudir a la escuela, lo que perpetúa las diferencias de género y limita su desarrollo profesional en el futuro.

9,- Transparente y en botella: Solo en España, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2021 se consumieron 3.042 millones de litros de agua envasada. La cantidad no es el problema sino, precisamente, el envasado: una botella de plástico tarda en degradarse unos 500 años, por lo que es importante apostar por plásticos rPET 100% reciclados y reciclables, que den una segunda vida a esas toneladas de desechos que ya existen en el planeta, como hacemos en AUARA.

10.- ¿Morir de sed?: El 60% de nuestro cuerpo está formado por agua, que participa en el funcionamiento de funciones vitales como la respiración, la nutrición, digestión, la circulación de la sangre, etc. Para ello se utilizan 2,4 litros de agua al día, que deben reponerse para el buen funcionamiento del organismo. Sin esa agua moriríamos en tres días, el máximo tiempo que un humano puede pasar sin beber.

¿Todavía tenemos que recordárnoslo? Sin agua no hay futuro. Solo un uso equitativo y consciente de ella permitirá a la humanidad abordar desafíos como la pobreza, la seguridad alimentaria, la agricultura, la salud, la crisis climática o la pérdida de biodiversidad, por lo que es fundamental visibilizar su importancia y tomar conciencia de su enorme valor. Solo así podremos asumir nuestra propia responsabilidad como individuos y como sociedad para cuidarla y protegerla.