África es el continente donde más trabajamos. Más del 60% de nuestros proyectos se han realizado allí.
Si dividimos África en zonas, la zona oriental y meridional se queda con el 39,6% mientras que la occidental y central tiene un 22% de nuestra financiación y el norte de África un 12,8%.
Si trabajamos por países, Etiopía es el país que mayor financiación ha recibido y Sierra Leona, el país africano donde menos inversión hemos realizado, una pena porque es un país con muchas necesidades….
Pero esa es la realidad de África, hay muchos sitios donde nos gustaría poder trabajar o trabajar más delo que lo hacemos. ¡Sentimos una gran vinculación con este continente!
Si vemos los proyectos como infraestructuras, en este continente hemos construido o rehabilitado 10 pozos, hemos financiado más de 14 depósitos o tanques y hemos contribuido a la compra de bombas y otras piezas para arreglar 2 pozos. ¡Y no nos olvidamos de las 91 letrinas que se construyeron en Etiopía!
Todos los proyectos se han realizado en zonas rurales. Zonas, normalmente de difícil acceso, con muy pocas infraestructuras o en las que para una parte de la población era muy difícil acceder a ellas. ¡Zonas prácticamente desérticas donde ha sido necesario profundizar muchos metros para encontrar agua o zonas donde encuentras aguas superficiales, peligrosísimas si se beben! Zonas donde sólo llueve dos meses al año y zonas donde sólo deja de llover dos meses.
Hemos trabajado para poblaciones vulnerables dentro de los vulnerables. Los Baka, pigmeos cameruneses, los Gandó benineses o los Oromos en Etiopía son etnias que sufren una terrible discriminación por tradición, pobreza y religión. ¿Puede que estos proyectos no hayan llegado a la rentabilidad que se espera de 25 dólares por persona…Realmente nos tenemos que plantear todo así?
Pero de lo que estamos más orgullosos es de haber contribuido a que muchas personas tengan acceso a agua potable. Agua limpia que no provoca enfermedades.
Hay una cosa que no se te olvida nunca, si tienes la suerte de poder verla: la perforación de un pozo. ¡Cuando llega el camión con la perforadora, que en mi caso eran chinos, todo el pueblo se arremolina alrededor de ellos, mayores y niños!
Y empiezan las labores de perforación… La espera y el ruido echan para atrás a muchos, se alejan, se van a hacer sus cosas con un ojo puesto en la perforación y poco a poco se va perdiendo la ilusión de cuando llegó la perforadora. Y cuando menos te lo esperas sale el agua y empiezan los gritos y la gente se acerca corriendo.
¡Hay aplausos y risas por todos lados, hasta abrazos! Eso viví yo en Malí, país, por cierto, donde aún no hemos trabajado.