Navidad sostenible vale por dos
diciembre 10, 2020
Cada vez somos más conscientes de la importancia de la necesidad del cuidado de nuestro entorno, del medio ambiente, de consumir responsablemente o de alimentarnos de manera saludable. La ¡sostenibilidad! al fin y al cabo. Sin embargo, y aunque este año serán más comedidas y recogidas que nunca a causa de la pandemia, llegan las fiestas navideñas y parece que se nos olvidan todos esos buenos hábitos.
No hace falta renunciar a la alegría y a la celebración, más bien debemos potenciarlos para cultivar un ambiente positivo. Pero nos gustaría destacar algunos aspectos que pueden hacer que nuestra Navidad sea, además de entrañable, mucho más sostenible:
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Qué comemos: En muchas mesas es tiempo de marisco y asados. Además de vigilar que sean de proximidad, en la medida de lo posible, ¿hemos pensado alguna vez en cuánto contaminan los alimentos? Según algunos estudios como el de Poore y Nemeneck, alrededor del 26% de las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero proviene de la alimentación humana, y de ahí, solo el 18% tendría que ver con los envases, el transporte y la logística. Entre los alimentos más contaminantes estarían la carne de vacuno en primer lugar, el chocolate (4º) o las gambas (7º), por mencionar solo algunos de los habituales en estas fechas. Revisemos nuestros menús y regalemos a nuestras papilas gustativas manjares deliciosos, pero que sean también sanos para el planeta y si pueden ser, de comercio justo.
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Cómo decoramos: Las luces de Navidad suponen un incremento en la factura eléctrica de hasta 50€ más, pero ese coste no es lo más importante, sino la sobrecarga en la producción de las centrales y por tanto en las emisiones que éstas producen. Busquemos luces led (gastan hasta un 90% menos de energía) o de bajo consumo, y evitemos dejarlas enchufadas toda la noche para controlar ese gasto. En cuanto árbol, siempre mejor uno que esté vivo y luego podamos devolver a la naturaleza, incluso podéis hacer los adornos de materiales reciclados (por ejemplo, coloreando unas botellas de AUARA, o llenándolas de papel de colores)
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Qué regalamos...: Está claro que nos traen más felicidad las relaciones humanas que los objetos materiales. Y sí, sabemos que este año las primeras van a ser complicadas, pero seamos conscientes y evitemos volcarnos en los segundos. No decimos que no hagamos regalos, pero pensemos siempre que podamos en que sean de comercio justo, materiales reciclables, y algo útil para que no quede arrumbado en un rincón o alimentando una montaña de desperdicios en unos meses.
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...y cómo los envolvemos: Según el INE, de los 4 millones de residuos que produce cada español al año, un 30% se concentra en la época de navidad. Buena parte de ellos son… ¡envoltorios de regalos! Más de 70km2 de papel (muchas veces ni siquiera es reciclado y ni siquiera lo reciclamos después). ¿Es realmente necesario? Practica este año con el modo japonés furoshiki (envoltorios con telas de colores que pueden ser además de tejidos naturales y un regalo en sí mismas), o directamente no los envuelvas y preséntalos en una caja o bandeja de madera a modo de ofrenda, o rodeados de flores…, ¡hay muchas opciones!
Este año, menos que nunca, el dicho de que ‘lo importante es la salud’ no es un tópico. Pensemos en nuestra salud, en la salud de nuestros familiares y también, a medio plazo, en la del planeta. Y recuerda: podemos pasarlo igual de bien siendo más sostenibles.