Liderazgo emprendedor con esperanza de futuro

mayo 29, 2019

Liderazgo emprendedor con esperanza de futuro

Los emprendedores de hoy son los líderes del mañana, y muchos de ellos tienen ya presente en su día a día el propósito de generar impacto positivo en su entorno para afrontar los desafíos globales.

Aquí te dejamos algunos consejos a tener en cuenta si tienes una buena idea y te decides a convertirte en emprendedor con impacto social:

  • Escucha a tu cliente para mejorar tu servicio, ofrecerle algo que de verdad valga la pena y le aporte valor.
  • Adapta tu idea, sin perder valores, pero que tenga sentido para tu consumidor.

  • Decide la mejor manera de conseguir ese impacto positivo en la sociedad mediante una actividad empresarial con posibilidades reales en el mercado.

  • Busca compañeros de viaje que apuesten por tu idea y compartan tu motivación, rodéate siempre de buenos profesionales y, sobre todo, de buenas personas.
  • Comienza con un equipo de mínimos, para no cargarte de costes estructurales, y ve evolucionando conforme avanza tu proyecto.
  • Sé imaginativo, creativo e ingenioso a la hora de utilizar los recursos a tu alcance para hacer crecer tu empresa social.
  • No pierdas la visión de negocio para poder aportar el mayor impacto posible a la comunidad a la que elijas beneficiar con tu actividad.
  • Si el modelo te funciona, piensa en grande y busca la escalabilidad: utiliza la ambición positiva para replicarlo en otros lugares y amplificar su impacto.

Pedro Díaz-Ridado, experto en emprendimiento y profesor de la Escuela de Negocio del Real Madrid y la Universidad Europea, considera en su libro ‘Mejores líderes: 8 claves para el éxito en la vida y en el deporte’ que una de esas claves ha de ser el impacto social.

Se considera una empresa social a aquella que, además de ser rentable, aporta un impacto positivo en el medio ambiente y/o en la sociedad y ayuda a afrontar y resolver desafíos globales.

Las empresas con impacto social están ganando cada vez más terreno. Solo hay que echar un vistazo a la conocida lista ‘30 under 30’ de Forbes de 2019, que reconoce a los mejores talentos jóvenes del momento. En ella encontramos, por ejemplo, a Komal Ahmad, la fundadora de Copia, una aplicación para donar la comida que te sobra cada día; o como Cocoa 360, que utiliza los ingresos de las granjas comunitarias de cacao en Ghana para financiar servicios educativos y de salud. O a Daniela V. Fernández, que destaca por haber puesto en marcha Sustainable Ocean Alliance, la mayor red internacional de líderes para proteger los océanos.

Las nuevas generaciones lo demandan: según el informe ‘The Rise of Social Enterprise’ de Deloitte, el 84% de los millennials considera que las empresas deben valorarse por su rendimiento social y medioambiental, no sólo financiero. Y esto no solo afecta a lo que venden, sino también a que quieran o no trabajar en ellas, o a que valoren y penalicen sus distintas iniciativas en relación con la comunidad. Por eso esta idea no solo afecta a startups y compañías pequeñas, sino también a las grandes corporaciones que manejan literalmente el mercado, y que pueden dejar de hacerlo si su orientación social no es la correcta.

Actualmente, este movimiento ya no es algo anecdótico. La española Social Nest busca desde 2010 ‘acelerar’ y apoyar a este tipo de empresas que contribuyen a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o que ayudan al desarrollo en cualquier parte del mundo, desde paneles sociales en África hasta movilizar a los gobiernos occidentales para una sociedad más justa.

Y es que, a día de hoy, con un futuro marcado por el cambio climático y el reparto desigual de los recursos, proliferan los emprendedores sociales y las buenas ideas para cambiar el mundo, ya sea identificar enfermedades a través de videojuegos, producir energía de forma sostenible o llevar agua potable dónde más la necesitan, como hacemos en AUARA.

    Confiamos en que seáis muchos los que nos acompañéis en este apasionante camino del emprendimiento social, para que entre todos podamos demostrar que es posible ser rentables y al mismo tiempo aportar un valor positivo a nuestro planeta que se convierta en una esperanza para el futuro de las nuevas generaciones