Josephine Chebet, nacida en Kenia, es un ejemplo de que el voluntariado, la educación y el agua son fundamentales para la igualdad de la mujer en el mundo. Coincidiendo con el Día de la Mujer, desde Planeta AUARA conversamos con ella. Porque hay muchas heroínas anónimas del agua
Josephine Chebet tiene 23 años. Nació en Tangulbei, una pequeña comunidad de Kenia, donde las mujeres son ‘ciudadanas de segunda’ y donde se practica una de las mutilaciones genitales más extremas del continente (extirpación total de todo el aparato genital exterior) a niñas de entre ocho y diez años. Hoy estudia ingeniería de caminos en la Universidad de Castilla-La Mancha y sueña con volver a su país para, según explica ella misma, “mejorar la vida de mi comunidad. En mi pueblo no hay caminos, carreteras ni puentes, las comunicaciones son difíciles, y la construcción de infraestructuras de este tipo sería un gran paso para todos sus habitantes”.
Es una de las muchas beneficiarias de la ONG española y partner de AUARA Fundación Kirira, que trabaja en comunidades muy empobrecidas de este país africano, donde gestiona diferentes escuelas. Una de sus principales misiones es tratar de erradicar la mutilación femenina y proteger así a las niñas no solo de la agresión física y las infecciones derivadas, que en algunos casos pueden llevarlas a la muerte, sino también de los matrimonios prematuros consiguientes, que les hacen dejar de estudiar y les impiden tener un futuro independiente y empoderado. En sus centros, que en ocasiones funcionan también como dormitorios de acogida para las niñas que huyen de este destino y de otras situaciones complicadas, organizan clubes antiablación para informarlas, tanto a ellas como a los alumnos varones, enseñarles el respeto y el empoderamiento, y tratar de erradicar el problema desde la raíz.
En una de ellas, en la escuela de Churo, Josephine estudió primaria y secundaria. Con una cabeza privilegiada para las matemáticas y la física, tenía mucho en contra para continuar sus estudios, empezando por el entorno y sus tradiciones. Sus tres hermanas fueron mutiladas y casadas. Al ser huérfanas de padre y madre, ella se quedó con su abuela y, cuando falleció, con una tía que prefería casarla y cobrar su dote a mantenerla mientras estudiaba. Así que no lo tuvo fácil, las presiones, las tareas y el ruido en casa le impedían estudiar y no logró la nota necesaria para acceder, pero tanto Kirira como su padrino de la organización la ayudaron a continuar con sus estudios, ahora en España, donde llegó sin saber el idioma y sin haber visto nunca un ordenador. “Mi llegada fue muy emocionante, porque era la primera vez que salía de mi país. Para mí significa mucho estar aquí, estoy teniendo muchas y muy buenas experiencias”, explica Josephine.
Además de la oportunidad de estudiar, la mayor diferencia, para ella, es la libertad que tienen las mujeres en nuestro país: “De las mujeres en Kenia se espera que cuiden de la casa y de los hijos, no que vayan a la escuela o busquen trabajo. Allí no hay calidad de vida ni libertad de expresión, mientras que en España puedes hacer lo que quieras y expresarte como te guste”.
El agua, otro punto de inflexión
En AUARA hemos realizado ya distintos proyectos en Kenia. En concreto, nueve 9 tanques de agua en distintas escuelas de Fundación Kirira, como esta de Churo. Aunque hay lluvias en la zona, suelen ser de carácter torrencial, y estos tanques ayudan a garantizar el suministro, la salubridad y también la educación, como explica la propia Josephine, que pudo utilizar de uno de ellos cuando estaba en la escuela primaria: “En toda la zona hay problemas para acceder al agua, sobre todo durante las crisis y conflictos. Eso trae infecciones y problemas generales de salud, además de otras dificultades especialmente para las mujeres, que tienen que caminar para ir a buscarla y traerla durante horas y no tienen tiempo de ir a la escuela. Toda la comunidad se puede beneficiar de estos tanques en las escuelas y doy las gracias por ello”.
Desde aquí, nuestro agradecimiento a ella, por su tesón, su determinación y, sobre todo, su ejemplo para muchas otras niñas que pueden cambiar el futuro a mejor.