¿Qué supone el agua para nosotros? Un bien imprescindible, necesario, de uso diario para beber, lavarnos, limpiar, regar, refrescarnos y bañaros en piscinas... Así hasta 132 litros por persona cada día (730m3 al año). Gastamos (¿desperdiciamos?) hasta diez veces más que en muchos países que supone un bien escaso: los 196m3 anuales en Argelia, ¡o los solo 12,6m3 en Uganda!
Además, es muy asequible: su precio está muy por debajo del de la electricidad, el teléfono o el resto de suministros domésticos. Según AEAS, en España el agua en casa nos sale a algo menos del 1% del presupuesto familiar (a unos 1,84 €/m3). Pero ¿nos molestaría pagarla más cara?, ¿qué sucedería si, ni aun pagando, pudiéramos tener acceso a ella? Y si no pudiéramos ducharnos todos los días o dar a nuestros hijos la cantidad que necesitan para crecer sanos.
Para la OMS la cantidad media diaria de que una persona debería disponer para mantener un adecuado estado de salud e higiene y satisfacer sus necesidades domésticas estaría en 50 litros. Pero en muchos países del mundo (más de 768 millones de personas en total) es directamente imposible llegar a esa cantidad y muchos han de sobrevivir con fuentes de agua no potable, como charcos o pozos que comparten con el ganado.
En otros lugares hay más agua, pero se hace complicado pagar su precio, que puede llegar a suponer hasta un 45% del presupuesto familiar, como sucede en Madagascar. En India o Etiopía el coste del agua también es un problema, y llega a representar un 17% y un 15% del presupuesto familiar, respectivamente, según datos de la OMS. ¿Y qué decir de Kenia, uno de los países con mayor grado de sequía del mundo? En las zonas más áridas se puede llegar a destinar la mitad del sueldo diario a conseguir apenas 20 litros de este bien de lujo.
Actualmente, se estima que un estado tiene “poca agua” cuando los recursos renovables son de entre 1.000 y 1.700 metros cúbicos per cápita. ¡Y son muchos! Al menos 70 países no pueden suministrar agua a la población y se prevé que en 2050 unos 6.000 millones de personas sufrirán cortes de agua en todo el mundo. Es el 80% de la población que habita hoy el planeta tierra y el 60% de los 10.000 millones que habrá entonces.
Ahora que hace calor y nuestros embalses están más o menos a la mitad de su capacidad (menos que en otros años por estas mismas fechas y menos que la media de los los últimos 10 años, según Embalses.net), aquí también podemos vislumbrar este problema. En España, este mismo año, hay diferentes zonas que sufren restricciones de agua, desde Andalucía a Galicia. Localidades donde el agua corriente se restringe a ciertas horas o que necesitan asegurarlo mediante aportes externos. Pero a pesar de todo ello el suministro básico sigue estando asegurado y suficiente (ya sea con camiones cisterna o con recortes) para mantener los niveles de salubridad. Afortunadamente.
El objetivo de AUARA es poner agua allí donde se necesita mediante la construcción de infraestructuras de acceso a agua potable como pozos subterráneos o tanques de recogida de agua de lluvia (para que las precipitaciones torrenciales estacionales de algunas zonas puedan dar suministro a esas poblaciones durante todo el año), así como sistemas de saneamiento (letrinas, baños y duchas) que favorezcan el mantenimiento de unos niveles de higiene saludables.
Hasta ahora ya hemos llevado mucha a su destino: 21,6 millones de litros de agua potable que han beneficiado a cerca de 28.500 personas de 15 países de África, Asia y América Central, como un tanque de recogida de agua de lluvia en la escuela del municipio de Gankanga (Kenia) que ha cambiado la vida de 520 niños y sus familias en colaboración con la Fundación Kirira. O un pozo de agua potable provisto con un panel solar que abastece a más de 1.500 personas en la localidad de Sankuli Kunda (Gambia) donde el agua embotellada es sólo para los turistas porque la población no tiene siquiera un recipiente para que los niños puedan llevar agua a la escuela.
Hemos podido realizar 50 proyectos por la colaboración con empresas y nuestros socios en terreno. Para llevarlos a cabo, el presupuesto resulta mínimo (desde 1.500 euros hasta 12.000 euros, dependiendo del proyecto) para el beneficio que supone contar con agua potable en aquellas zonas o comunidades que carecen de ella es enorme y el impacto en su vida se multiplica.
Por eso, es necesario seguir fomentando la colaboración para hacer del mundo un lugar un poco mejor cada día.