No deberíamos acordarnos de Santa Bárbara solo cuando truena, ni de la naturaleza solo cuando nos asusta o cuando nos unimos, puntualmente, para festejarla. Sin embargo, este Día Mundial del Medio Ambiente (que se celebra cada año el 5 de junio) es una excusa tan buena y tan importante para hacerlo que no queremos dejarla pasar. Y nos gustaría unir este llamamiento también al Día Mundial de los Océanos del 8 de junio, tan cercano como lo están el agua y el entorno, siendo parte indisoluble uno del otro. Recordemos que no habría agua para beber, alimentos para comer ni aire para respirar, sin el equilibrio entre ambos y entre ellos y nosotros, que muchas veces nos empeñamos en no respetar.
Si no lo hemos hecho ya, es hora de despertar. De darnos cuenta. De reinventar nuestra relación con la naturaleza y hacer que sea más sana y equilibrada para todos. Porque el abuso de poder en las relaciones siempre acaba mal y la naturaleza lleva años resintiéndose de nuestro ‘mal hacer’. Así, estos últimos tiempos el propio entorno se ha encargado de mostrarnos, por las malas, que el punto de no retorno está cerca y que debemos reaccionar: incendios, huracanes, terremotos, tormentas extremas, ¡y hasta una pandemia vírica!
Necesitamos tanto a la Tierra (sin duda más) que ella a nosotros, y uno de nuestros primeros pasos debería ser avanzar hacia un nuevo modelo en el que los productos y materias primas puedan tener una segunda vida sin necesidad de volver a producir nuevos bienes de consumo, ahorrándole el sufrimiento del expolio de sus recursos que la merma y de la acumulación de basura que la ahoga. Conseguir reducir los desechos y desperdicios y, mediante la reutilización y el reciclaje, incrementar la eficiencia de los recursos es nuestra obligación para no seguir malgastándola.
¿Hemos captado la idea? Puede que muchos de nosotros sí, pero a pesar de las semanas de confinamiento, del descenso de la polución ambiental (a la fuerza) y de la concienciación general, que parecen dar una tregua, seguimos viviendo en un modelo económico basado en ‘producir, comprar, usar y desechar’, seguimos viendo esta ‘basura de nueva generación’ (mascarillas y guantes) en calles y bosques, y seguimos deseando volver ‘a lo de antes’. Defender la salud pública es defender el medio ambiente y, tal vez, él nos devuelva el favor. ¿Sabíais que, por ejemplo, organismos descubiertos a profundidades oceánicas extremas se utilizan para acelerar la detección de COVID-19?
Entre todos podemos encontrar muchas cosas que hacer para colaborar con la buena causa. Aquí os dejamos algunas:
Nosotros, las empresas, también debemos atrevernos a incorporar políticas sostenibles. En AUARA predicamos con el ejemplo, porque pensamos que no tiene sentido fabricar más plástico y que debemos reutilizarlo para darle una segunda vida. Por eso, desde nuestro nacimiento somos la primera marca de agua mineral de Europa que fabrica la totalidad de sus botellas con plástico R-Pet 100% reciclado. Ya hemos reciclado más de 10 millones de botellas, unas 234 toneladas de plástico, que han vuelto al circuito comercial a través de nuestra agua mineral y que no han terminado en la naturaleza.