“Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”.
Este es el lema elegido por ONU Mujeres para celebrar el Día Internacional de la Mujer 2019. En esta semana de la mujer se aprovecha para analizar los desafíos a los que se enfrenta la sociedad, cada país y el mundo en general, en el camino hacia la igualdad de género. Y no estamos hablando solo de equiparación de salarios y de oportunidades laborales; no hablamos solo de violencia de género o discriminación; hablamos de algo mucho más profundo: la protección social, el acceso a los servicios públicos y la infraestructura sostenible para todos, pero en especial para ellas.
Porque quien más sufre en situaciones de pobreza es, sin duda, la mujer. Y esa desigualdad empieza, en muchos más casos de los que creemos, por algo tan básico como el acceso al agua. Más de 2.100 millones de personas en el mundo no pueden acceder a servicios seguros de agua potable. De ellas, 700 millones ni siquiera tienen acceso a agua potable para beber.
En estos casos, son las mujeres y las niñas quienes llevan sobre sus hombros, literalmente, la tarea de buscar, recoger y llevar esos sorbos de esperanza hasta sus hijos, sus familias, sus poblados. De hecho, para muchas de ellas ésta es la misión más importante de cada uno de sus días; más que ir al colegio, cultivar, trabajar para sustentar a la familia o atender sus propias necesidades personales. Se les va la vida en acarrear bidones de entre 20 y 30 litros de agua sin la que nada de lo demás es posible. Un agua que, además, no cumpliría con nuestros estándares de calidad occidentales y que apenas les da para sobrevivir.
Por eso, el acceso seguro y cercano al agua supone para estas mujeres y niñas no solo la supervivencia, sino también una oportunidad.
En AUARA comprendemos que la lucha contra la pobreza es la lucha por el agua, y hemos hecho de nuestra razón de ser facilitar su acercamiento y salubridad a las poblaciones más desfavorecidas, mediante la construcción de pozos y tanques de recogida de agua de lluvia. Desde septiembre de 2016 hemos suministrado un total de 13,2 millones de litros de agua potable que han beneficiado de forma directa a cerca de 22.300 personas, y otras cerca de 2.000 se han beneficiado de la instalación de sistemas de saneamiento, como baños y duchas.
Pero queda mucho trabajo por hacer. Quedan muchas mujeres y niñas que cada día recorren decenas de kilómetros para acarrear agua, y con ella la vida, el futuro. El agua tiene rostro de mujer, la vida tiene rostro de mujer.
Este post va en homenaje a todas las mujeres que cada día dedican su vida a buscar agua para sus familias, y como llamada a la ‘solidaridad del agua’.