El plástico se ha convertido en uno de los grandes enemigos de la humanidad. Es un elemento ‘no natural’ que tras su uso no se reabsorbe en la naturaleza para seguir produciendo vida, sino que más bien acaba con ella: contamina océanos, afectando a la vida de muchos animales, y llega hasta nuestra mesa en forma de microplásticos que ingerimos a través de alimentos.
Según el último informe de PlasticsEurope, solo en 2017 se produjeron cerca de 350 millones toneladas de plástico en todo el mundo, un 3,8% más que el año anterior. Pensemos esto: hace unos 70 años que el ser humano produce plástico, por lo que, si se estima que una botella tarda en desaparecer en la naturaleza unos 450 años, entonces casi todo el plástico producido en todo este tiempo sigue con nosotros de una u otra forma... Recordemos que el plástico no es biodegradable, y que su impacto solo se reduce mediante el reciclaje.
Otro estudio de la Fundación Ellen MacArthur, asegura que en 2050 en el océano habrá más plástico que peces (teniendo en cuenta su peso). Sin embargo, hay esperanza: según el último informe de tendencias de Euromonitor 2019, una de las diez principales tendencias de consumo para este año es el deseo de los usuarios de un mundo libre de plásticos.
El consumidor es exigente: busca la inmediatez, la calidad y la movilidad. Pero también es más consciente que nunca, quiere impactar positivamente en el mundo (ya sea de manera individual o como colectivo), y quiere un mundo sin plásticos.
Los plásticos de un solo uso están condenados a desaparecer, gracias a la concienciación de los diferentes gobiernos y empresas. Además, se confirma que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos empaquetados de forma eco-friendly.
En AUARA estamos orgullosos de afirmar que esta preocupación ha formado parte de nuestra esencia desde el mismo momento en que ideamos nuestro producto (agua embotellada en envases RPET: 100% reciclados y 100% reciclables) y en la forma en que gestionamos nuestro negocio.
A pesar de que el plástico hoy día parece estar demonizado, no debemos olvidar su valiosa utilidad en áreas como la construcción, el transporte o la medicina, por sus propiedades higiénicas, aislantes y ligeras. Por ello, para ser exactos, más que un mundo ‘libre de plástico’, el objetivo que verdaderamente deberíamos plantearnos es vivir en un mundo ‘que no desperdicie el plástico’, sino que lo incorpore a la rueda de la economía circular como parte de un desarrollo sostenible.
AUARA ha sido la primera marca de bebidas de Europa en fabricar todas sus botellas con R-PET 100% reciclado, y estamos convencidos de que esta será la tendencia que marcará a partir de ahora el mercado.
En España podemos estar orgullosos de nuestra conciencia recicladora, pues estamos a la cabeza de Europa en esta actividad. Según Ecoembes, el año pasado, entre los contenedores amarillos y azules, los españoles alcanzamos una tasa de reciclaje del 78,8%, muy por encima del 65% que exige la UE y muy cerca del 80% fijado para 2025. En AUARA contribuimos orgullosos a ese compromiso con 8,2 millones de botellas recicladas hasta la fecha, lo que supone 187.887 kilos de plástico reciclados y un ahorro de 307.665 litros de petróleo.
El plástico existe, es una realidad en nuestro mundo y es muy difícil de destruir, por lo que la solución está, sin duda, en la economía circular, en apostar por reducir su producción y dar una segunda vida al que ya existe, y evitar que los residuos acaben donde no queremos.
El reciclaje de plástico reduce un 16% la huella de CO2 desde su fabricación hasta la entrega con respecto al PET estándar, y un 84% durante el proceso de fabricación con respecto al vidrio. Y lo mejor es que botellas de plástico como las nuestras, frente a otro tipo de envases multicapa con cartón, aluminio y plástico, se puede reciclar una y otra vez para convertirse indefinidamente en nuevas botellas.