El calendario está plagado de días mundiales, hay uno para cada cosa y uno ya pierde el interés, aunque seguro que todos son importantes. Y el medio ambiente lo es porque es trascendente, tiene que ver con un concepto ético, el legado que dejaremos a generaciones futuras para que habiten un planeta sostenible.
La Naturaleza no nos necesita a nosotros pero nosotros si necesitamos a la Naturaleza.
El previsible crecimiento en las próximas décadas va a crear unas necesidades que suponen una amenaza a un medio ambiente vulnerable. No hay que ser catastrofista, se ha avanzado mucho pero el ritmo de deterioro sigue siendo superior al ritmo de intentar evitarlo, y la Naturaleza no tiene capacidad por sí sola sin la colaboración efectiva de quién más la necesita.
Algún día tendré nietos y me gustaría que pensaran que su abuelo hizo algo por dejarles un mundo mejor.
Hoy en día no se puede ser un analfabeto ambiental. No se puede vivir sin conocer lo que es el cambio climático, la biodiversidad, etc. Se entiende en generaciones como la de nuestros padres, pero hoy hay que estar informados de estas cosas, aunque el entorno de información esté muy mediatizado por los intereses devoradores y sin escrúpulos del mercado y los intereses de pseudo ambientalistas, que en ocasiones confunden más que aclaran intentando crear ejércitos de incondicionales a su causa, en vez de ofrecer información comprensible para que los mortales nos formemos opinión. Pura miopía en ambos, en el mercado porque es más rentable a largo plazo tratar bien a quien te da de comer, y en los pseudo ambientalistas porque no se trata de atraer gentes a tu causa, sino de facilitar un estado de opinión a una causa de todos.
Las grandes corporaciones nos dicen que su papel es crear riqueza mientras cumplan las leyes, pero yo no soy tonto, ¿a cualquier precio? O sea, que me dan trabajo a mi, creando un potencial riesgo para los hijos de los hijos, de los hijos de mis hijos. Nefasto argumento.
La solución, la palabra mágica: sostenibilidad. Y por ahora esto se sostiene regular... Es insostenible el proceso de toma de decisiones de los políticos, el tiempo pasa y los planes ambientales siguen incumpliéndose, las diferencias entre países siguen siendo siderales, no se evalúa el impacto de tratados comerciales (p.e. TTIP), etc.
Y con este panorama, ¿qué podemos hacer?
Las personas incorporar valores medioambientales en nuestros hábitos (reducir, reutilizar y reciclar residuos, controlar el uso del agua y la energía, consumir productos sostenibles, etc.) y apoyar a aquellas opciones políticas que más protejan el medio ambiente. Piensa global, actúa local.
Las empresas incorporar una cultura de sostenibilidad más allá de las normas, participando en la nueva revolución ética de la empresa.
Los gobiernos regular más y mejor haciendo cumplir efectivamente lo regulado y deben incorporar en sus agendas nacionales los acuerdos internacionales, rindiendo cuentas de su cumplimiento.
Veamos algunos ejemplos. Los expertos insisten en el coste cero de descarbonización, supondría el 1% del PIB mundial descontando el coste de un escenario business as usual. El problema reside en que 7000 millones de personas saldrían beneficiadas y un puñado de multimillonarios perjudicados. El impulso a las renovables está paralizado por el lobby de petroleras y gaseras y la falta de liderazgo gubernamental.
Los 5 objetivos de la convención de Biodiversidad 2011-2020 que debe cumplir España no se cumplen o solo en parte. España es el país con más biodiversidad de Europa y sin embargo ocupamos el puesto 21 de los que hacen más por conservarla.
¿En qué mundo vivimos? Los sistemas actuales de producción de alimentos son responsables del 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 60% de la pérdida de biodiversidad a nivel global. Y resulta que solo en España se tiran 150 kg de alimentos por habitante/año y hay gente que lo pasa mal para comer.
Por último vayamos a la actualidad. Me avergüenzo como ciudadano de la gestión ambiental del suceso del vertedero de neumáticos de Seseña en Toledo de estos días. Lo que ha ocurrido era previsible, y finalmente se ha producido una catástrofe que ha provocado importantes efectos ambientales, efectos económicos y efectos en salud. Mientras tanto los políticos se tiran los trastos a la cabeza, los equipos de medición ambiental del Instituto de Salud Carlos III aparecen tarde a realizar las mediciones (no sea que se superen los niveles y haya que tomar decisiones molestas) y tenemos que confiar en el viento y la lluvia para que la Naturaleza nos proteja. En el Día Mundial del Medio Ambiente, veinticuatro días después, aquello sigue ardiendo.
Me pregunto si hay más situaciones parecidas con riesgo potencial y cómo se están gestionando.
“Muéstrate escrupuloso en la verdad, aunque la verdad sea incómoda, pues más incómoda es cuando tratas de ocultarla” Bertrand Russell, ¿nos suena, verdad?