Día Internacional del Retrete: cuando ir al baño es un lujo

noviembre 19, 2020

Día Internacional del Retrete: cuando ir al baño es un lujo

Disponer de un saneamiento limpio, con agua corriente y cobijado es mucho más que disfrutar de un cuarto de baño bonito en nuestra casa. Para 4.200 millones de personas en todo el mundo, que no tienen retrete en su propia vivienda, carecer de él puede suponer la frontera entre la salud y la enfermedad. Más aún para los 673 millones que deben hacer sus necesidades al aire libre, sufriendo mientras tanto las inclemencias del tiempo, de ataques de animales o de otras personas (violaciones en el caso de las mujeres, y no estamos exagerando), sin contar con la posible contaminación de estas aguas fecales en las fuentes de agua para beber a las que acceden en estas comunidades y que llega a provocar medio millón de muertes anuales por diarrea, y muchos más afectados por gusanos intestinales, esquistosomiasis o tracoma, entre otras enfermedades relacionadas. 

Cada 19 de noviembre, el Día Internacional del Retrete nos recuerda la importancia de contar con uno, así como el ODS 6 Agua y saneamiento limpio para todos, que es además el objetivo principal en el corazón y las acciones de AUARA. El tema de este año en el Día Mundial del Retrete es ‘Saneamientos Sostenibles y Cambio Climático’, y es que además de un año en que el COVID-19 ha hecho estragos, se esperan inundaciones, subida del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos que pueden poner en peligro saneamientos seguros que ya hay y provocar la contaminación de aguas fecales en zonas de cultivo o del agua para beber.

Por todo ello, si pretendemos que antes de 2030 se consiga un acceso universal al agua y se ponga fin a la defecación al aire libre, como reza el ODS, no podemos perder ni un segundo en movilizarnos.

Pailin, el ejemplo de que un cuarto de baño puede cambiar vidas 

A lo largo de nuestra historia como empresa social hemos realizado diversos proyectos relacionados específicamente con letrinas y saneamientos, desde India a Etiopía, pasando por Camboya, con un total de 150 letrinas instaladas que han beneficiado y mejorado el día a día de casi 1900 personas que, casi siempre pertenecen a las clases sociales más bajas (en el caso de la India de la casta de los intocables).

Uno de ellos, la construcción de diez cuartos de baño en la provincia camboyana de Pailin, nos hace sentir especialmente orgullosos. Se trata de la región de este país con una mayor incidencia de discapacidades no congénitas a causa de las minas antipersona por un lado, y de la falta de salubridad y de tratamientos preventivos por otro. 

Además, el hambre tiene una especial incidencia en esta zona, debido en parte a la imposibilidad de trabajar de estas personas. Porque, especialmente en un país como este donde la mayoría de los trabajos son físicos, tener una discapacidad supone una importantísima barrera para el desarrollo económico, tanto personal, como de la familia y de la comunidad entera, condenándoles a la exclusión social y a un deterioro cada vez mayor. 

Nuestro proyecto allí en colaboración con nuestro socio en este país, la ONG Sauce, y gracias a la financiación de Aveda, contó con un presupuesto de poco más de 4.000€, y gracias a él 47 personas han mejorado su calidad de vida, su higiene y sus oportunidades. En ‘términos occidentales’ el impacto puede parecer pequeño pero, gracias él, estas personas han mejorado tanto su calidad de vida diaria como sus oportunidades de futuro. La solidaridad también puede ser un retrete.