La asistencia humanitaria, según Hegoa, es el conjunto diverso de acciones de ayuda a las víctimas de desastres (desencadenados por catástrofes naturales o por conflictos armados), orientadas a aliviar su sufrimiento, garantizar su subsistencia, proteger sus derechos fundamentales y defender su dignidad, así como, a veces, a frenar el proceso de desestructuración socioeconómica de la comunidad y prepararlos ante desastres naturales.
El origen del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria fue un atentado terrorista contra las dependencias de Naciones Unidas en Bagdad que acabó con la vida de 22 personas.
Y... ¿cómo podemos ayudar nosotros? Hay varias maneras de hacerlo. No voy a descubrir nada nuevo pero sí intentaré dar argumentos a favor y en contra de algunas de ellas.
1. La primera forma de ayudar es donar dinero. ¡Sin duda es la mejor manera de ayudar a una organización! Todas las organizaciones humanitarias necesitan dinero, sea para proyectos o asistencia o sea para el mantenimiento de la organización. Es importante buscar una organización cuyos fines se alineen con nuestras ideas y en la que confiemos. Busca organizaciones transparentes, que publiquen una memoria de actividades anual. Y por último piensa si te puedes comprometer a una aportación periódica o si sería algo eventual. ¡No hay nada que nos decepcione más que no cumplir nuestras propias expectativas!
2. La segunda forma de ayudar es la donación en especie. Para que este tipo de donación sea útil debería ofrecer al beneficiario un valor superior al de una donación monetaria. La donación en especie debe ser imposible o muy difícil de adquirir en el país destino y no debe sustituir un producto local! Si no seguimos estas reglas podemos terminar pagando más por el envío de la donación que por el precio de la misma, o peor aun, mermando el tejido industrial y/o comercial del país receptor. Un ejemplo claro es la recogida de ropa usada. Cada vez hay más países, receptores de este tipo de donación, que no quieren recibirlas! Acaba con su industria y comercio textil. Otro ejemplo claro, y esta vez para bien, es la donación en especie de material sanitario. Desde el más básico (vendas, esparadrapos, jeringuillas...etc.) hasta ecógrafos, equipos de análisis o quirúrgico. Todo tipo de material clínico es necesario y realmente su precio en esos países suele ser una locura y de bastante mala calidad!
3. La tercera forma es el voluntariado (y no volunturismo!). Es muy importante elegir bien la organización con la que quieres hacer voluntariado. Debes ir con una tarea bien definida, donde puedas aportar tu experiencia y conocimientos, ajustarte a las necesidades de la organización ¡y no a tu plan de vacaciones! Los perfiles más solicitados son sanidad, educación e infraestructuras, pero existen otros como abogados e interpretes que son igual de necesarios. Tendemos a pensar en el voluntariado en un país lejano...Pero date una vuelta y encontrarás, mucho más cerca de lo que te crees, organizaciones en las que puedes hacer voluntariado. Es una de las experiencias más gratificantes que existen. ¡Elige lo que más cuadre con tu perfil y tu tiempo libre y disfruta!
4. Y la cuarta y última forma de ayudar, aunque haya muchas más, es unirte a campañas en redes sociales. Con algo más de 10 años de antigüedad, han demostrado ser el medio de comunicación que más rápido y a más público llega! Campañas como la que lanzó Naciones Unidas para el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria en 2013 con colaboradores como Beyonce o Paulo Coelho alcanzó a más de mil millones de personas. O las campañas de emergencias, que nunca han tenido tanto apoyo (dinero) como desde que se usan las RRSS. Por no hablar de la fuerza de las campañas de sensibilización o advocacy, ¡que consiguen que los gobiernos cambien leyes y presupuestos!
Este año el lema de la campaña es “La población civil no es objetivo” en defensa de los más vulnerables en zonas de guerra, más de 130 millones de personas. ¿Participas?