Como cada año desde 2006, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha presentado en los días previos al inicio de Davos el Global Risks Report 2019, informe que publica para analizar los principales riesgos a los que se enfrentan los gobiernos, las empresas y nosotros mismos como ciudadanos globales. En su última edición, la crisis del agua ocupa el noveno riesgo a tener en cuenta a nivel de probabilidad, y el cuarto a nivel de impacto global (una tendencia que viene repitiéndose desde 2012).
Los datos no engañan: en el mundo todavía hay 700 millones de personas, 1 de cada 10, que no tienen acceso al agua, cifra que supera a la población de toda Europa. En las comunidades más pobres hasta el 80% de las enfermedades se transmiten a través de agua contaminada, y su consumo es el primer causante de mortalidad infantil. Se estima que cerca de 1.000 niños mueren todos los días a causa de enfermedades asociadas con el consumo de agua contaminada, saneamiento deficiente o malas prácticas de higiene.
Si analizamos los riesgos principales del Global Risks Report 2019, observamos que siete de ellos están relacionados con el agua y el medio ambiente.
Los dos primeros responden a medio ambiente y cambio climático. El tercero y sexto a desastres naturales y el octavo a la pérdida de biodiversidad. En todos ellos, el agua es eje fundamental, bien por su ausencia o por su exceso, como en las inundaciones.
Por otra parte, las migraciones ocupan la séptima posición. El cambio climático y la falta de agua están directamente vinculados, y las crisis de refugiados o conflictos armados tienen implícitas la ausencia de este bien básico, como ocurre en Yemen, Siria, Irak, República Centroafricana o Sudán del Sur. Mientras que la crisis de agua ocupa directamente la novena posición como principal riesgo.
El FMI, así como otros organismos multilaterales como la ONU, estiman que la demanda de agua se duplicará en 2050, debido a una mayor demanda en la agricultura y el uso doméstico por el aumento de la población, que pasará de los 7.600 millones actuales a 9.700 millones en ese año.
Uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, concretamente el número 6, está dedicado en exclusiva a garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, de cara a cumplir con la Agenda 2030. Por eso es necesario que los organismos internacionales, los gobiernos, las empresas y la sociedad civil en su conjunto pongan el foco en el agua. Porque sin agua no hay vida, y no es posible dar el siguiente paso a nivel de desarrollo.
Esperemos que en Davos se vislumbre alguna solución que contribuya a garantizar, en la medida de lo posible, el acceso universal a agua potable.
Como ya afirmó John Fitzgerald Kennedy, “quien solucione el problema del agua será merecedor de dos premios Nobel: el de Economía y el de la Paz”.