Hay cuestiones en el mundo que parecen obligarnos a creer que la magia existe. Sucesos que no somos capaces de explicar pero que ocurren delante de nuestros ojos y, aunque seamos escépticos, nos descolocan la mente y nos hacen plantearnos dudas: “¿será posible? ¿cómo puede ser esto verdad?”.
Una de estas cuestiones es, sin duda, la labor de los zahoríes. Reta al sentido común y a la ciencia el hecho de que alguien, con un par de ramas, un péndulo o una varilla pueda detectar minerales o agua a decenas de metros bajo nuestros pies: “Imposible, no me lo creo, tiene truco, es él el que mueve a propósito la herramienta”.
Os puedo decir que yo he sujetado unas varillas de zahorí, aferrándome a mi fe en la ciencia, y se me desmontó todo cuando caminé y aquello empezó a menearse sin yo hacer nada. Cosa de otro mundo…
Buscando en la red, encuentras personas que han estudiado estos fenómenos en profundidad y cuentan que el agua altera el campo magnético de la tierra de forma leve, y que es posible interpretar los movimientos que la herramienta de zahorí hace para localizar estos puntos húmedos.
Sin embargo, existen hechos probados que demuestran que localizar agua con estas técnicas es un tema totalmente de azar.
James Randi puso a prueba las habilidades de los zahoríes en el siguiente documental en el que aparece uno de estos experimentos (a partir del minuto 21:00):
La prueba era simple: se enterraron 10 tubos bajo la superficie y los zahoríes debían adivinar por cuál de ellos estaba pasando agua.
¿Y cuál fue el resultado? Pese a que todos los participantes creían que podrían detectar la presencia del agua en las condiciones experimentales que se habían acordado, ninguno de ellos logró acertar qué tubo se encontraba activo más veces de lo que lo haría por puro azar. En definitiva, la capacidad de los zahoríes de encontrar agua parece tener más relación con la experiencia y sabiduría de éstos en geografía, geología y conocimiento del entorno, que en poderes o dones sobrenaturales. Algo así como “más sabe el diablo por viejo que por sabio” ¿no? De este modo, los zahoríes serán de muchísima ayuda cuando queramos localizar los puntos idóneos para encontrar agua, pero no gracias a la herramienta, sino por su inteligencia e intuición conseguida con los años. Está claro; la experiencia es un grado.