En este espacio hablamos muchas veces de la importancia del agua: de su valor económico, social, como puntal del desarrollo y, por supuesto, como base fundamental de la salud. Pero además de todo eso el agua es también un elemento sagrado para todas las religiones, mitologías y representaciones espirituales, ¡y por algo será!
Desde las teorías científicas del caldo primigenio, como fuente en la que surge la vida, hasta sus representaciones como un Dios en sí misma culturas clásicas (Poseidón para los griegos; Tefnut para los egipcios, Shuimu, para los chinos o Neptuno para los romanos), la idea del agua como algo sagrado y como protagonista del misterio de la vida está presente en todas las representaciones espirituales, ya sean ritos religiosos o profanos, y casi siempre como un elemento bueno y purificador.
Seguramente estemos más familiarizados con el bautismo cristiano -agua bendecida que limpia el pecado original del recién nacido-, pero este rito, o uno similar, es también común en el hinduismo -baños en el río sagrado Ganges- o el judaísmo. Sin olvidar las abluciones musulmanas para purificar el cuerpo y la mente antes de rezar. Veamos cuál es el papel del agua en algunas de las religiones más populares:
Budismo: El agua que han bendecido los monjes budistas con sus cantos se utiliza para bendecir aniversarios o ceremonias de matrimonio. Se baña a los mayores (padres o abuelos) con agua, jabón, perfume y flores, en una ceremonia que simboliza pedir disculpas por los pecados cometidos. Y en los funerales se celebra también un baño ritual en el que se mojan con agua las manos del fallecido como lluvias y ríos que fluyen sin cesar aun al final de la vida.
Cristianismo: El agua se asocia a la creación, y se considera un regalo de Dios. En las iglesias ocupa un lugar privilegiado, y se utiliza tanto para los bautismos como para bendecir lugares y personas, así como para repeler al demonio. De todos son conocidas las fuentes consideradas sagradas y con propiedades milagrosas, como la de Lourdes, que recibe millones de devotos visitantes cada año.
Hinduismo: La limpieza es muy importante para los hindús, y como tal, el baño diario es un ritual clave para limpiar el cuerpo, la mente y el alma. Muchos ríos, como el Ganges (que a su vez se considera un dios viviente), son para ellos sagrados y por tanto, con el poder de limpiar a las personas de sus pecados.
Islam: El agua es una bendición de Alá que da y soporta toda vida. Para los musulmanes el agua es pura como Dios, y a través de ella pueden renovar su comunión con él. Son conocidas las importantes abluciones, en un orden específico de manos, boca, nariz, cara, brazos, cabeza, orejas y pies, antes de rezar. Por eso en las mezquitas los baños ocupan un lugar destacado. El pozo sagrado de Zamzam, en La Meca, se dice que proviene directamente de Alá, y por eso recibe a millones de peregrinos cada año.
Judaismo: También aquí es fundamental el lavado de manos para comer pan y, sobre todo, para estudiar los textos sagrados. La leyenda de la separación de las aguas por parte de Moisés es una muestra de su importancia como instrumento de Dios. La ceremonia del mikveh es un baño en agua natural que se celebra para dar la bienvenida a conversos, para mujeres tras su boda o tras el nacimiento.
En AUARA también consideramos al agua sagrada. Sagrada para beber, para vivir y para ayudar al desarrollo, y como tal, un derecho de cada una de las personas del planeta, por eso trabajamos para llevarla allí donde se necesite, sean cuales sean los ritos o religiones que profesen.