Beber, ducharnos, llenar piscinas, tener un pequeño huerto que regamos con mimo, limpiar nuestra casa o vaciar la cisterna… ¿Necesidades básicas? Tristemente, solo para algunos. En el mundo sigue habiendo miles de personas que se enfrentan a diario a enormes dificultades para acceder a estos servicios que nos parecen tan elementales. Y no basta con concienciarnos y reconocer la importancia del agua para la naturaleza y la supervivencia de las especies, ¡hay que actuar, y hay que hacerlo ya! La falta de agua no es solo un problema sanitario, también es un problema social y económico.
Falta una década para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030, pero como recuerda el ODS 6 sobre Agua Limpia y Saneamiento, casi un tercio de personas carece de acceso a servicios de agua potable seguros y más de la mitad no cuenta con instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura. En zonas como África Subsahariana, las personas que se dedican a la recogida de agua -normalmente mujeres y niñas- emplean cada día una hora en esta tarea (en el resto del mundo la media es de 30 minutos). Con ello se arriesgan a insolaciones, ataques de animales o violaciones, pero además en muchos casos les impide dedicarse a trabajar o estudiar para labrar su futuro.
Para hablar sobre ello, dar visibilidad y encontrar soluciones se ha celebrado recientemente (este año de manera virtual), la Semana Mundial del Agua, organizada por el Stockholm International Water Institute (SIWI). Según el director ejecutivo de este instituto, Torgny Holmgren, “ya estamos empezando a ver un avance”. Para él, y como se ha visto durante el evento, los principales ‘puntos calientes’ en este sentido serían las soluciones para el clima relacionadas con el agua; la necesidad de que los países, a pesar de la crisis del COVID-19, inviertan en infraestructuras de agua que aseguren el acceso a la higiene a todo el mundo; y el cambio de comportamiento, tanto de las sociedades como de los individuos.
Nuestra misión en AUARA es, como sabéis, reducir la brecha en lo posible, y estamos orgullosos de haber contribuido hasta ahora con más de 56 millones de litros de agua potable proporcionados en poblaciones de 17 países en vías de desarrollo de África y Asia. Esto se traduce en un ahorro de más de dos millones de horas para esas personas que se encargan de ir a buscar agua, todo un nuevo mundo de oportunidades para ellas que, esperamos, pueda lograr un cambio social y un avance de estas comunidades. Y todo eso ‘solo’ con los 83 proyectos que llevamos realizados desde nuestros inicios en 2016 hasta hoy.
En cuanto a la economía, también hemos querido medir el retorno de la inversión y hemos calculado que estas acciones se traducen en un ahorro de 553.000 euros para esas comunidades, en cuanto a gastos sanitarios evitados (un mejor acceso al agua potable evita hospitalizaciones, enfermedades graves y fallecimientos) y horas de trabajo generadas por las personas que ya no tienen que dedicarse a la búsqueda de agua. Imaginad la enorme ayuda que suponen los cientos de acciones y proyectos que cada año realizan tantas y tantas entidades no lucrativas y voluntarios de todo el mundo.
Desde aquí gracias a todos ellos y especialmente a nuestras empresas colaboradoras y a las 14 entidades sociales con las que trabajamos sobre el terreno: podéis estar orgullosas de haber contribuido a mejorar la vida de más de 51.000 personas reales que, ahora sí, cuentan con acceso a agua potable e infraestructuras como saneamientos, pozos o bombas de agua.
Seguiremos trabajando. #WWW #WorldWaterWeek