A la libertad -física, de opinión, de religión y de pensamiento-, a un trabajo digno, a su tiempo libre, a la igualdad, a la familia, a la propiedad, a la educación, ¡a la vida! Todas las personas del mundo tienen estos derechos básicos y muchos otros. Así consta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue aprobada en 1948 -este año cumple su 75 aniversario-, y desde entonces es base del respeto y la convivencia. En estos años esta idea universal de bienestar común ha ido creciendo y evolucionando para dar cabida también a otras necesidades de la humanidad.
Por ejemplo, si bien el agua no aparecía mencionada directamente en la carta magna original, también fue reconocido oficialmente por Naciones Unidas en 2002, mediante la Observación General nº 15, que reconoce el derecho al agua y saneamiento. Porque como recurso indispensable para la vida que es, siempre ha sido considerada como una necesidad básica. Además, es que muchos de los demás derechos humanos registrados están vinculados a que ella exista: sin agua es difícil que haya educación, trabajo para las mujeres, salud, alimentos. Por eso en AUARA estamos orgullosos de afirmar que promovemos e impulsamos los Derechos Humanos en cada cosa que hacemos.
La Agenda 2030 y el ODS 6 de Agua limpia y saneamiento nos recuerda que sigue habiendo mucho por hacer. Cada persona necesita entre 50 y 100 litros de agua al día para cubrir sus necesidades básicas (no hablamos solo de beber, también de la higiene personal y de su casa, o del riego de sus alimentos). Hoy, a mitad de camino de esa agenda, todavía un tercio de la población mundial, no dispone de acceso a agua potable, y un cuarto no cuenta con instalaciones básicas para su higiene personal. Es verdad que se está avanzando. Por ejemplo, un 9% en eficiencia del uso del agua, pero a los desequilibrios sociales, los conflictos armados y la escasez propia de algunas zonas del mundo, se une también el cambio climático, con sus fenómenos meteorológicos extremos que tan pronto inundan y arrasan con flora, fauna y personas, como provocan sequías extremas en las que hasta los acuíferos subterráneos se secan.
Llegar a todos los sitios del mundo donde ese derecho al agua limpia no parece existir es complicado, y por eso en AUARA hicimos de ello nuestro propósito desde nuestros inicios. Porque creemos y defendemos que toda persona tenga derecho a servicios de agua y saneamiento ya sea dentro de su hogar o situados en la cercanía (a menos de 1.000 metros según indica la OMS), de forma que no tengan que caminar para buscarla más de media hora. Nuestros proyectos buscan precisamente acercar o bien las fuentes (mediante la construcción de pozos), o bien los depósitos de recogida a las comunidades, a escuelas donde gracias a ello se facilita la educación de los niños; a huertos que dan de comer a numerosas familias y dan trabajo y oportunidades de futuro a todo el pueblo.
Hemos calculado que por cada botella de AUARA vendida se generan 9 litros de agua potable en países en vías de desarrollo, y hasta noviembre de 2023, hemos realizado ya 150 infraestructuras de acceso a agua potable en 23 países: más de 100.000 beneficiarios de esa agua limpia y segura. Y no vamos a parar aquí, seguiremos llevando litro a litro, agua donde más se necesite. Porque es un derecho, porque nos mueve, porque somos conscientes y sabemos cómo hacerlo.