Reciclar no es solo una cuestión de conciencia, que también, sino de supervivencia. El modelo económico actual se basa en el consumo extremo, que por un lado merma los recursos naturales, por otro contamina en la fabricación y, por último, inunda los océanos y la tierra de desechos que, en muchos casos, son casi eternos, todo lo cual contribuye al cambio climático. Si no reciclamos, no existiremos, y es por ello por lo que es necesario no solo abrazar el mantra Reducir, Reutilizar y Reciclar sino más bien convertirlo en una obligación. El Día Internacional del Reciclaje, que se celebra cada 17 de mayo, es un día tan bueno como cualquier otro para empezar si no lo hacemos ya.
Tratar cada desecho de la manera más adecuada protege el medio ambiente y es clave para reducir los efectos de los gases de efecto invernadero. Por ejemplo, el metano que emana de las aguas residuales y vertederos supone hasta el 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el sector de la basura. Porque no olvidemos que el concepto de reciclaje abarca también el consumo de recursos básicos como el agua y la energía y que existen numerosos estudios que demuestran el impacto positivo del reciclaje cuando se trata de recuperar, en lugar de desperdiciar, la energía, el agua y todos los materiales de fabricación.
Y puede aplicarse en casa, pero por supuesto, y con mucho más impacto, también en las industrias, y en toda su cadena de valor. Convertir el desperdicio en nuevos productos es avanzar en innovación, en salud y en una economía más sana. Se ayuda a reducir la cantidad de basura que va a las incineradoras, se conservan mejor los recursos naturales, se evita una buena porción de contaminación y, en el lado positivo de la balanza, se crean puestos de trabajo, se desarrolla la economía y se avanza en sostenibilidad. Así, el impacto ‘aguas arriba’ (en la etapa de producción) de este ciclo virtuoso de las tres R estaría en utilizar materiales reciclados en lugar de los denominados vírgenes (o nuevos); mientras que el impacto ‘aguas abajo’ (en la gestión de residuos) consistiría en aprovechar estrategias alternativas como el compostaje o el reciclaje en sí mismo. En el medio, toda la cadena de consumo con nosotros, la sociedad, como gestores de los productos.
Es fácil, pruébalo
Por supuesto, no todos los materiales se reciclan de igual modo, y no todos aportan los mismos beneficios al medio ambiente. A nivel particular podemos -¡debemos!- empezar por vidrio, latas, papel y cartón, y por supuesto todos los restos orgánicos que no solo son biodegradables, sino que devuelven a la naturaleza parte de su energía en forma de abono.
También podemos crear productos nuevos, desde ropa a obras de arte, pasando por el papel, las botellas, muebles y hasta piezas industriales. En AUARA tenemos claro que reciclar no es recuperar, sino transformar, y por eso nuestras botellas han sido, desde siempre, recicladas y también reciclables. Lo pensamos mucho, valoramos distintas opciones, y encontramos en el r-PET el material más sostenible para nuestra agua -una huella de carbono un 84% menor si se compara con el proceso de fabricación del vidrio- porque, literalmente, de una botella sale otra, así que no hay desperdicio. Además, en este ciclo hemos conseguido ya alcanzar los más de 710.000 kilos de plástico reciclado, gracias a los cuales hemos ahorrado más de un millón de litros de petróleo. No solo eso, hemos evolucionado con el mercado y, para nuestras bebidas con gas, hemos incorporado también las latas a nuestra gama de envases (con unas mejores capacidades de conservación para este producto), pero lo hemos hecho en forma de aluminio sleek reciclado en un 70% y reciclable en un 100%.
Desde hace ya varios años impulsamos además CIRCUS, un proyecto pionero en España para garantizar, precisamente, la circularidad de nuestros envases y que puedan ser reciclados y convertidos en nuevas botellas. Gracias a ello, de media, conseguimos más de un 90% de tasa de recogida en las empresas con las que trabajamos, con lo que logramos aumentar la productividad de nuestras balas (de producto reciclable) en más de un 35%.
Reciclar es una forma de vida, tan imprescindible en este momento del planeta, como respirar. Porque, aunque suene catastrofista, si no reciclamos hoy, es posible que mañana no podamos respirar.