Ancianos jóvenes que no llegan a cumplir los 58… Sin agua potable son más vulnerables.

septiembre 30, 2024

Ancianos jóvenes que no llegan a cumplir los 58… Sin agua potable son más vulnerables.

En Chad, Nigeria, la República Centroafricana, Sudán del Sur o Somalia la esperanza de vida no llega a 58 años, mientras la media mundial está en 73,4 años -70,8 para los hombres y 76 para las mujeres-. Hong Kong, Suiza, Japón, Italia, ¡España!… Todos ellos rozan los 85. En general, toda la parte baja de la tabla corresponde a países africanos y ya, solo con poco más de 64 encontramos Afganistán o Haití… 

Lo cierto es que cada vez hay más ancianos en el mundo, y cada vez son más vulnerables en algunos lugares. Según Naciones Unidas, en 2050 el número de personas de 65 años será de 1.600 millones (una cifra que duplica los 761 millones de 2021), nada menos que un 22% del total. Y se estima que la mayoría de ellos, el 80%, vivirá en países de ingresos bajos y medianos y que su número aumente especialmente en los países subsaharianos y en algunas zonas de Asia.  

¿Es una buena noticia? Sin duda. Que las personas mayores, nuestros abuelos, sean cada vez más numerosas es una oportunidad de sabiduría, cariño familiar, aprendizaje y de aprovechamiento de su experiencia para toda la humanidad. Más aún en lugares remotos donde son portadores de la herencia cultural y contribuyen especialmente al desarrollo gracias a su experiencia. Pero la situación plantea también numerosos retos en cuanto a reajustes del mercado laboral y la sanidad, así como la necesidad de impulsar la concienciación y la solidaridad intergeneracional. Porque en esta ‘tercera’ etapa de la vida no solo se dan problemas como soledad o pérdida de facultades, sino que también va acompañada de un conjunto de ‘síndromes geriátricos’ por el evidente deterioro físico y mental que, si ya en países desarrollados, donde se tienen identificados y tratados, son difíciles de gestionar, imaginemos en lugares donde la sanidad brilla por su ausencia, donde prácticamente no existe un sistema de pensiones -solo una de cada cinco personas mayores de todo el mundo dispone de una pensión- y donde, además, el alimento y el agua son también escasos. 

Los ancianos en países en desarrollo se enfrentan a una doble carga de enfermedades: por un lado están las típicas de su edad, como hipertensión, diabetes y enfermedades cardíacas; y por otro las enfermedades infecciosas que en los países desarrollados están controladas o erradicadas, como la malaria, la tuberculosis y el VIH/SIDA, que les afectan de manera más virulenta por la menor calidad de sus defensas y para las que, además, se carece de cuidados y tratamientos en estas comunidades. La falta de alimento y de agua añaden aún más peso a su ya compleja mochila: deshidratación, que les afecta especialmente; dependencia, en lugares donde cada uno está centrado en la supervivencia; más estrés y ansiedad por la falta de cobertura de necesidades básicas…

Y es que, en el ámbito de la ayuda internacional y el desarrollo social, la atención suele centrarse en los niños, considerados el futuro de las naciones, mientras que este grupo de los ancianos a menudo queda olvidado. Es necesario, por tanto, tomar medidas. Por supuesto, por parte de los gobiernos de estos países más afectados directamente, pero también de la comunidad internacional, para educar y sensibilizar frente a esta problemática. Por su parte, Naciones Unidas declaró el periodo 2021-2030 como la Década del Envejecimiento Saludable, buscando aunar los esfuerzos de las sociedades, los gobiernos y la comunidad internacional hacia la promoción de una sociedad verdaderamente inclusiva y equitativa para todas las edades. Y cada año el 1 de octubre celebra el Día Internacional de las Personas de Edad, que no solo reconoce la valía de su trabajo y su experiencia, sino que también promueve el respeto por las personas en esta etapa de la vida. 

Desde AUARA os animamos a mirar a vuestro alrededor, a nuestros mayores, y a disfrutar de todo lo que pueden aportar, que es sin duda mucho.